El imperio púrpura de Oakberry, de un Bol de Açaí en California a un gigante global con ingresos de 200 millones de euros, en el efervescente mundo de la alimentación saludable, un fruto amazónico de color púrpura oscuro, similar en apariencia al arándano pero con un perfil nutricional y una historia fascinante, ha emergido como un protagonista estelar: el açaí. Impulsado por una creciente demanda global de opciones alimenticias nutritivas y deliciosas, el consumo de açaí se ha disparado en los últimos años, catapultando los ingresos de empresas visionarias como el grupo brasileño Oakberry a cifras impresionantes.
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La historia del açaí se entrelaza con leyendas ancestrales de las tribus tupí que habitaban la región amazónica de Brasil mucho antes de la llegada de los colonizadores portugueses. Una de estas leyendas narra un período de escasez de alimentos en la aldea de Mairi, donde la hambruna amenazaba la supervivencia de la tribu. Ante la creciente población y la menguante disponibilidad de recursos, el jefe tomó una trágica decisión: sacrificar a todos los bebés que nacieran a partir de ese momento. Iaça, la recién nacida hija de su propia hija, no fue la excepción.
A partir de este punto sombrío, la leyenda se ramifica en diversas versiones, con detalles que varían pero con un trasfondo común. Algunas narraciones cuentan que, una noche, la joven madre, consumida por el dolor, escuchó el llanto de su pequeña y lo siguió hasta encontrarla al pie de una esbelta palmera. En el momento en que intentó abrazarla, la niña desapareció misteriosamente. Al amanecer, la tribu encontró a Iaça sin vida, abrazando el tronco de la palmera y con la mirada fija en lo alto, hacia los frutos redondos y de un color negro profundo, como sus propios ojos, que colgaban abundantemente del árbol. El jefe, interpretando estas bayas como una respuesta divina a su desesperación, las bautizó con el nombre de su nieta invertido: açaí.
En este fruto que, según la leyenda, salvó del hambre a los tupí, encontró también una peculiar forma de salvación, aunque en un plano profesional, Georgios Frangulis en un momento de incertidumbre sobre su futuro. Tras completar sus estudios de Derecho en su Brasil natal y experimentar un revés en su incursión en el mercado inmobiliario de Miami, Frangulis se mudó a California. Allí, observó largas filas de personas dispuestas a pagar precios elevados por boles de açaí que, en su opinión, dejaban mucho que desear en cuanto a sabor y calidad. “Me dije a mí mismo: aquí podría haber una oportunidad real, porque veo que esta tendencia de la comida sana ya no es una moda pasajera, sino que se está convirtiendo en la base de cómo la gente quiere alimentarse a diario”, relata Frangulis en una entrevista por videollamada. Así, en diciembre de 2016, en la vibrante ciudad de São Paulo, Brasil, abrió las puertas el primer local de Oakberry, la cadena de boles y batidos de açaí que hoy cuenta con cerca de 840 establecimientos, una cifra en constante ascenso, distribuidos en 48 países y con una facturación anual que alcanza los 200 millones de euros.
La idea inicial de Frangulis no era comenzar su emprendimiento en Brasil, sino en el prometedor mercado californiano. Sin embargo, la falta de calificación crediticia y de fondos iniciales suficientes complicaron sus planes. “Nadie quería alquilarme un buen espacio en Los Ángeles”, recuerda Frangulis, de 36 años, originario de São Paulo. Emprender en Brasil implicaba enfrentarse a un mercado de zumos y batidos ya maduro y con una fuerte competencia, pero Frangulis intuyó que si lograban construir una marca sólida capaz de crear una comunidad fiel de seguidores, podrían tener un negocio exitoso entre manos. Aproximadamente un año después de la apertura del primer local, ya había unos 30 Oakberry operando en Brasil. A finales de 2018, la cadena había alcanzado la impresionante cifra de 100 establecimientos en su país de origen.
Este cambio de planes inicial, explica el también director ejecutivo de Oakberry, los llevó a tener que internacionalizar la empresa de alguna manera incluso antes de que echara a rodar completamente en Brasil. “Así que ya teníamos el camino de la expansión global en mente incluso cuando decidimos enfocarnos inicialmente en el mercado brasileño”, afirma Frangulis. Además, la marca Oakberry fue concebida desde su inicio con una clara vocación global. Desde su nombre evocador hasta su modelo operativo, todo respondía a una propuesta inevitablemente ligada a Brasil por el origen de su materia prima estrella, el açaí, pero diseñada para ser adaptable y exitosa en cualquier rincón del planeta. La empresa comenzó a reinvertir rápidamente sus ganancias, y el diseño de negocio de sus tiendas, basado en un modelo de franquicias, demostró ser rentable y atractivo para potenciales franquiciadores. “De forma muy orgánica, empezamos a recibir solicitudes de clientes potenciales interesados en abrir franquicias de Oakberry no solo en Brasil, sino también en otros países”, señala Frangulis.
La inauguración de un local de Oakberry en la lejana ciudad de Sídney, Australia, en enero de 2019, marcó el pistoletazo de salida a la ambiciosa internacionalización de la marca. A Sídney le siguieron aperturas estratégicas en Dubái, Lisboa y, antes de que terminara ese verano, en la vibrante ciudad de Barcelona, España. “España siempre fue un mercado que vimos con muy buenos ojos por su afinidad cultural y su creciente interés por la alimentación saludable”, asegura el director ejecutivo. Con 44 establecimientos operativos en territorio español, tres de ellos propios y el resto franquiciados, y una plantilla de unos 180 empleados, las ventas de Oakberry en España ascendieron a 10,6 millones de euros en el año 2024. “Mientras hablamos, estamos en proceso de recomprar algunas de nuestras franquicias en España”, revela Frangulis. “Es parte de la estrategia que tenemos para ciertos mercados clave como España y Portugal. También estamos implementando una estrategia similar en Australia”, añade. Recientemente, la empresa ha establecido una alianza estratégica con la compañía de capital riesgo portuguesa Fortitude Capital para apuntalar aún más su expansión en los mercados ibéricos y en Italia.
En los últimos ocho años de trayectoria empresarial, Oakberry, que se declara una empresa rentable desde sus inicios, ha mantenido un ritmo de crecimiento impresionante, con una apertura de un nuevo local aproximadamente cada tres días y medio. Para el presente año 2025, el ejecutivo estima que tanto las ventas totales como el número de establecimientos de la cadena experimentarán un aumento cercano al 25%, lo que situaría a Oakberry en torno a los 1.040 locales operativos a finales del ejercicio. “Tenemos en marcha una fuerte estrategia de expansión en el mercado asiático”, anuncia Frangulis. La entrada en este vasto mercado se produjo inicialmente a través de Corea del Sur el año pasado, y recientemente han abierto su primera tienda en China, con planes de expansión inminentes en Japón. “Son mercados muy grandes para el modelo de franquicias, para la tendencia de la comida sana y para los conceptos de restauración innovadores. Esto podría añadir miles de locales a nuestra red en los próximos dos o tres años”, anticipa el director ejecutivo. Además de su exitoso modelo de franquicias, en 2024 Oakberry lanzó una nueva línea de productos de consumo empaquetados que ya se venden en supermercados de Brasil, Estados Unidos y Portugal, y que, según Frangulis, pronto llegarán a los lineales de los supermercados españoles. “Es una nueva iniciativa que creemos que puede llegar a ser tan importante desde un punto de vista financiero como nuestro negocio principal de franquicias”, comenta con optimismo.
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Independientemente del país en el que se consuman, los icónicos boles y batidos de Oakberry se elaboran con açaí procedente exclusivamente de la región de Pará, en la Amazonía brasileña, donde la empresa cuenta con una planta de procesamiento para la fruta y la extracción de la pulpa. En 2021, Oakberry verticalizó su cadena de suministro, y, según su director ejecutivo, mantienen un riguroso registro de cada fruto que pasa por sus manos. En su página web, la empresa también exhibe con orgullo diversos sellos de certificación ecológica que avalan sus prácticas sostenibles.
“En cualquier tipo de cosecha agrícola siempre habrá preocupaciones y posibles problemas relacionados con el impacto ambiental y las condiciones laborales. Por eso, desde el principio hemos sido muy estrictos con la forma en que nos abastecemos de açaí”, responde Frangulis al ser preguntado sobre el impacto de su actividad en el medio ambiente y en las comunidades locales de la región de Pará, la mayor productora y exportadora de açaí de Brasil, cuyas ventas al exterior experimentaron un asombroso aumento del 16.000% entre 2012 y 2022, según datos de la federación de la industria regional. Este estado del norte de Brasil también alberga la mayor extensión de hectáreas cosechadas de açaí del país, incluyendo tanto zonas de bajura como áreas cultivadas: casi 226.000 de las 236.000 hectáreas totales dedicadas al cultivo de açaí en todo Brasil, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.
