El impacto del regreso de Trump en la agenda climática global, Brasil alerta sobre consecuencias negativas, el panorama global de la lucha contra el cambio climático enfrenta nuevos desafíos con la posible reelección de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Brasil, que en noviembre será sede de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), ha advertido que la influencia de Trump podría generar un «efecto triplemente negativo» en los esfuerzos internacionales para mitigar el calentamiento global.
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El contexto político y su impacto en el medio ambiente
Desde su primera administración, Donald Trump ha mostrado una postura escéptica respecto al cambio climático. Su retiro del Acuerdo de París en 2017 marcó un punto de inflexión en la diplomacia ambiental global. Ahora, con la posibilidad de un segundo mandato, las preocupaciones se intensifican. Marina Silva, ministra de Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil, ha manifestado que el «contexto geopolítico es cada vez más complejo», y que las decisiones unilaterales de Trump podrían afectar gravemente los avances en cooperación climática.
Silva señaló en una conferencia en Delhi que las medidas proteccionistas y las disputas comerciales promovidas por Trump podrían «drenar recursos», dificultar la confianza entre las naciones y generar un triple impacto negativo en la lucha contra el cambio climático: menos acción, menos financiamiento y menor cooperación internacional.
El factor económico y la incertidumbre en el financiamiento climático
Uno de los principales riesgos que se plantean es la reducción del financiamiento internacional para políticas de mitigación y adaptación climática. Durante la COP29, se acordó triplicar la financiación a países en desarrollo hasta alcanzar los 300.000 millones de dólares anuales para 2035. No obstante, Silva advirtió que este compromiso «no puede darse por sentado» si Estados Unidos decide retirarse de sus responsabilidades financieras.
Con la creciente inestabilidad global, algunos países podrían verse obligados a redistribuir sus recursos hacia áreas como la defensa y la seguridad nacional, en lugar de destinarlos a la acción climática. La incertidumbre en los mercados también podría traducirse en un retroceso en las inversiones en energías renovables y tecnologías sostenibles.
El efecto de los aranceles en la economía y el medio ambiente
Las guerras comerciales impulsadas por Trump en su primer mandato generaron tensiones en mercados clave, y una posible reactivación de estas políticas podría afectar no solo la economía global, sino también los esfuerzos ambientales. Silva subrayó que los aranceles comerciales «son malos para todos» y solo generan beneficios políticos a corto plazo. A largo plazo, pueden provocar inflación, disminuir la competitividad y afectar la seguridad alimentaria.
Un ejemplo claro es el impacto que podría tener un nuevo conflicto comercial entre Estados Unidos y China en la producción de energía limpia. La mayor parte de los paneles solares y baterías de almacenamiento provienen de China, y una escalada de tensiones podría encarecer estos productos, dificultando la transición hacia una matriz energética sostenible en muchos países en desarrollo.
Brasil como líder en la agenda climática
Con la proximidad de la COP30, Brasil ha reafirmado su compromiso con el multilateralismo y la cooperación global en materia ambiental. El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva ha enfatizado la necesidad de trabajar en conjunto para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y frenar la deforestación en la Amazonía.
Brasil también ha destacado el papel de los biocombustibles y la energía renovable como pilares fundamentales para la descarbonización de la economía. En un contexto de incertidumbre global, el país busca posicionarse como un actor clave en la negociación de acuerdos climáticos y en la promoción de soluciones sostenibles.
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Perspectivas
El posible regreso de Trump a la Casa Blanca representa un desafío significativo para la agenda climática global. Las políticas unilaterales, el proteccionismo económico y la reducción del financiamiento internacional podrían obstaculizar los avances logrados en los últimos años.
Brasil, como anfitrión de la COP30, tiene la oportunidad de liderar el debate sobre la importancia de la cooperación internacional y el respeto a la ciencia en la formulación de políticas ambientales. La próxima década será crucial para determinar si el mundo puede mantener el rumbo hacia la sostenibilidad o si, por el contrario, retrocederá en sus compromisos climáticos.