Argentina y Brasil, una relación comercial en expansión con desequilibrios crecientes, durante marzo de 2025, el intercambio bilateral entre Argentina y Brasil mostró señales mixtas pero significativas. Por un lado, el comercio total entre ambas naciones creció un 11,4% en comparación con el mismo mes del año anterior, alcanzando un volumen de USD 2.592 millones. Sin embargo, este crecimiento estuvo impulsado mayormente por las importaciones argentinas desde Brasil, ya que las exportaciones argentinas al vecino país registraron una fuerte caída. Esta asimetría ha resultado en un déficit comercial creciente para Argentina, reflejando los desafíos estructurales que enfrenta el país en su balanza comercial.
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Un repunte en el comercio bilateral, con matices importantes
El informe difundido por la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) destaca que el comercio entre Argentina y Brasil no solo creció interanualmente, sino también de forma intermensual, con un alza del 4% respecto a febrero de este mismo año. Este dinamismo responde en parte a la reactivación de sectores industriales brasileños que demandan insumos externos, así como a la consolidación de Brasil como socio estratégico en la región.
A pesar del aumento global en el volumen del intercambio, la participación argentina dentro de ese comercio bilateral experimentó un retroceso significativo en lo que respecta a las exportaciones. Las ventas de productos argentinos a Brasil totalizaron USD 1.006 millones en marzo, lo que representó una caída del 17,5% respecto al mismo mes del año anterior, cortando así una racha de nueve meses consecutivos con alzas interanuales en las exportaciones.
Factores detrás de la caída en las exportaciones argentinas
La merma en las exportaciones puede explicarse por una disminución en los volúmenes de varios productos clave que históricamente han sido pilares del comercio con Brasil. Entre los rubros más afectados se encuentran:
Gases licuados como propano y butano, utilizados en múltiples procesos industriales y domésticos.
Vehículos para transporte de carga, un producto de alto valor agregado cuya demanda ha sido irregular en el último tiempo.
Petróleo crudo y minerales bituminosos, cuya cotización y volúmenes exportables dependen tanto del contexto internacional como de la producción local.
Productos hortícolas frescos, afectados por factores climáticos y logísticos.
Preparaciones alimenticias a base de cereales y féculas, que han enfrentado mayores costos y competencia regional.
Estos retrocesos revelan tanto la vulnerabilidad de la oferta exportadora argentina ante variaciones externas como la necesidad de una estrategia de diversificación y valor agregado más sólida.
Auge de las importaciones desde Brasil
En contraste con el escenario exportador, las importaciones argentinas desde Brasil mostraron un crecimiento robusto. En marzo, las compras alcanzaron los USD 1.586 millones, lo que representó un incremento del 43,3% en comparación con el mismo período de 2024.
Entre los productos más importados se destacan:
Vehículos automóviles, tanto para pasajeros como de transporte, lo cual indica una reactivación en el sector comercial y de consumo local.
Piezas y repuestos automotrices, fundamentales para la industria automotriz argentina, altamente dependiente de componentes brasileños.
Cacao y sus derivados, cuyo consumo sigue en alza en el mercado argentino.
Petróleo crudo y minerales bituminosos, lo que resalta la interdependencia energética entre ambos países.
Este aumento en las importaciones refleja también una recuperación en la demanda interna argentina, que había estado contenida en los últimos años debido a la recesión y los ajustes económicos.
Un déficit comercial que vuelve a crecer
La combinación de exportaciones en baja y un fuerte aumento de las importaciones ha derivado en un saldo comercial negativo para Argentina. En marzo de 2025, el déficit bilateral con Brasil fue de USD 580 millones. Esta cifra marca una tendencia creciente en el desbalance, que se agrava al observar los datos acumulados del primer trimestre del año.
Entre enero y marzo de 2025, el déficit comercial argentino con Brasil llegó a USD 1.291 millones. Esta cifra contrasta fuertemente con el saldo negativo registrado en el mismo período de 2024, que fue de apenas USD 76 millones. Esta evolución sugiere un deterioro progresivo de la balanza comercial que podría tener consecuencias sobre el frente externo argentino y su capacidad de generar divisas genuinas.
Posición de Argentina en el comercio exterior brasileño
A pesar de estas dificultades, Argentina se mantiene como un socio comercial importante para Brasil. Según el mismo informe de la CAC, durante marzo de 2025, Argentina se posicionó como el cuarto proveedor más relevante para el país vecino, con exportaciones brasileñas hacia el territorio argentino por un total de USD 1.586 millones.
En ese ranking, Argentina solo fue superada por:
China, Hong Kong y Macao, con exportaciones a Brasil por USD 5.015 millones.
Estados Unidos, con un total de USD 3.530 millones.
Alemania, con ventas por USD 1.506 millones.
En términos de compras realizadas desde Brasil, Argentina ocupó un lugar todavía más alto, consolidándose como el tercer mayor comprador de productos brasileños, apenas detrás de:
China, Hong Kong y Macao, con importaciones de Brasil por USD 9.197 millones.
Estados Unidos, con un volumen de USD 3.271 millones.
Este posicionamiento refleja la profunda interdependencia entre ambas economías, a pesar de los altibajos coyunturales.
Retos estructurales y oportunidades de mejora
La evolución reciente del comercio bilateral entre Argentina y Brasil pone en evidencia ciertos desafíos estructurales que limitan el desarrollo sostenible de la relación. Uno de ellos es la fuerte concentración de las exportaciones argentinas en productos primarios o de escaso valor agregado, lo que las hace más vulnerables a las fluctuaciones de precios internacionales y a cambios en la demanda brasileña.
Además, la debilidad de la industria argentina para generar productos competitivos a nivel regional sigue siendo un obstáculo. Esto se ve reflejado en la creciente dependencia de insumos y bienes terminados provenientes de Brasil, especialmente en sectores clave como el automotor, energético y alimentario.
Por otra parte, la balanza comercial negativa implica una presión adicional sobre las reservas internacionales argentinas, en un contexto de restricciones externas y necesidad de divisas para cumplir con compromisos de deuda y mantener la estabilidad cambiaria.
¿Qué puede hacer Argentina para revertir esta tendencia?
Existen múltiples vías mediante las cuales Argentina podría fortalecer su posición en el comercio bilateral y revertir el déficit creciente:
Fomentar la industrialización con enfoque exportador, especialmente en sectores con potencial como la agroindustria, biotecnología, energías renovables y economía del conocimiento.
Desarrollar acuerdos sectoriales con Brasil, que permitan equilibrar el comercio en ramas clave como el automotriz, la maquinaria agrícola y los productos farmacéuticos.
Mejorar la competitividad logística y portuaria, para reducir costos de exportación y facilitar el acceso a los mercados brasileños más alejados del eje San Pablo-Río de Janeiro.
Incentivar la inversión extranjera directa que tenga como destino el desarrollo de nuevos polos exportadores con foco en la región.
Diversificar la oferta exportable, con el objetivo de adaptarse mejor a las demandas cambiantes del mercado brasileño y reducir la dependencia de unos pocos productos.
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La relación Argentina-Brasil como eje del Mercosur
A pesar de las tensiones comerciales, el vínculo entre Argentina y Brasil sigue siendo uno de los pilares del Mercosur y del comercio intrarregional sudamericano. Ambos países tienen intereses comunes en fortalecer el bloque como plataforma de inserción internacional, negociación comercial y defensa de la producción regional frente a la competencia externa.
La reciente evolución del intercambio bilateral, con sus luces y sombras, debería servir como incentivo para relanzar una agenda común de desarrollo económico, integración productiva y complementación comercial que beneficie a ambos pueblos.
La historia ha demostrado que cuando Argentina y Brasil trabajan en sintonía, la región entera avanza. Reforzar ese lazo, desde una perspectiva equilibrada y sostenible, será clave para enfrentar los desafíos del nuevo orden económico global.