Supermercados DÍA enfrenta fuertes críticas por parte de consumidores argentinos
En los últimos meses, la cadena de supermercados Día ha sido blanco de una ola de reclamos por parte de consumidores argentinos que denuncian una experiencia de compra cada vez más deteriorada. Problemas con productos en mal estado, promociones que no se aplican correctamente y una atención al cliente deficiente son solo algunos de los motivos que han provocado descontento entre quienes frecuentan estos comercios, muchos de los cuales funcionan bajo el modelo de franquicia.
Aunque la cadena de origen español mantiene presencia en diversos países, su operación en Argentina ha sido especialmente turbulenta, enfrentando no solo los desafíos propios del contexto económico local, sino también críticas estructurales vinculadas a su modelo de negocios.
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Un modelo de austeridad que genera controversias
El concepto de Día se basa en una estrategia de «ahorro extremo» que prioriza la eficiencia de costos, algo que, si bien puede ser atractivo en tiempos de crisis, también despierta preocupaciones. Los locales de la cadena suelen caracterizarse por una estética sencilla, góndolas con productos de marcas propias y una atención automatizada que reduce al mínimo los recursos destinados al personal.
En teoría, esta fórmula permite ofrecer precios más bajos. Sin embargo, la percepción del consumidor argentino es otra. Los locales suelen generar una experiencia que muchos describen como «gris», con espacios poco iluminados, escasa limpieza, y empleados que, visiblemente agotados, deben lidiar con sistemas de cupones complejos y fallas en las promociones, todo en un entorno que recuerda más a la austeridad de economías planificadas que a un supermercado moderno.
Franquicias bajo presión
El crecimiento de Día en Argentina se apalancó fuertemente en su sistema de franquicias. Emprendedores de bajos recursos o con pocos ahorros ven en este modelo una oportunidad para generar ingresos propios sin necesidad de una gran inversión inicial. Sin embargo, en la práctica, muchos se enfrentan a márgenes ajustados, dificultades logísticas y una imagen de marca en deterioro.
El bajo nivel de resolución de reclamos por parte de las franquicias es otro punto que enciende las alarmas. Sitios como TuQuejaSuma.com muestran que apenas el 16% de las quejas recibidas por locales Día obtienen respuesta satisfactoria, una cifra preocupante para una cadena que se presenta como “cercana” al consumidor.
Denuncias por productos en mal estado
Uno de los reclamos más frecuentes involucra alimentos vencidos o en malas condiciones. Usuarios han denunciado la compra de yogures con moho, salchichas con gusanos e incluso productos que, pese a figurar como aptos para el consumo, claramente presentaban signos de descomposición. Las imágenes y videos compartidos en redes sociales y sitios de reclamos refuerzan la gravedad del asunto.
Estos incidentes no solo afectan la confianza del consumidor sino que exponen riesgos sanitarios importantes. En un contexto de crisis económica, donde muchas familias hacen malabares para llegar a fin de mes, adquirir un producto defectuoso representa una pérdida que impacta mucho más de lo que podría parecer.
Promociones que no se aplican
A las quejas sobre los productos se suman aquellas relacionadas con las ofertas promocionales que, en la práctica, muchas veces no se aplican correctamente. Descuentos que figuran en la cartelería pero no se ven reflejados en el ticket, cupones que no son aceptados o descuentos que exigen una intervención manual del cajero son situaciones habituales en muchos locales Día.
Consumidores denuncian que, a menos que estén atentos a cada línea del recibo, es fácil que una promoción se «pierda» en el sistema. Y cuando esto sucede, recuperarla no es sencillo: se requiere tiempo, insistencia y, en muchos casos, no se obtiene respuesta satisfactoria.
Desde la empresa reconocen las dificultades que atraviesan en Argentina. Martín Tolcachir, CEO global de Día, aseguró en una entrevista reciente que el consumo en el país ha caído notablemente y que el primer semestre del año será especialmente difícil. Aun así, ratificó la permanencia de la cadena en el país y su intención de continuar con su plan de expansión a largo plazo.
Esta postura podría interpretarse como una apuesta de resistencia, pero también refleja el dilema al que se enfrentan muchas compañías extranjeras que operan en Argentina: por un lado, ven potencial en el mercado; por otro, deben lidiar con una inflación persistente, incertidumbre cambiaria y consumo en retroceso.
Contrastes con el desempeño en España
Mientras en Argentina las ventas de Día han caído un 5,6%, en España la situación es mucho más favorable, con un crecimiento del 5,4% en sus ingresos, alcanzando más de 4.260 millones de euros. Este contraste sugiere que el modelo puede funcionar en contextos estables, pero que tiene dificultades para adaptarse a mercados volátiles como el argentino.
Uno de los puntos fuertes del modelo español es la estandarización: todo está calculado para minimizar costos, desde el mobiliario hasta el packaging de los productos. En Argentina, sin embargo, esta estrategia genera rechazo, ya que el consumidor local busca algo más que precios bajos: espera calidad, atención y seguridad.
La paradoja del «ahorro»
Día se presenta como “la cadena experta en ahorro”, pero muchos consumidores cuestionan si ese ahorro es real. Comprar barato tiene un costo oculto: tiempo, frustración y, en algunos casos, pérdidas económicas por productos en mal estado o promociones mal aplicadas.
Paradójicamente, muchas personas siguen eligiendo Día porque sienten que no tienen alternativa. En un país donde la inflación erosiona el poder adquisitivo cada semana, las opciones se reducen, y eso le da aire a modelos de bajo costo que, en otras circunstancias, tal vez no tendrían la misma aceptación.
La permanencia de Día en Argentina dependerá, en gran parte, de su capacidad para adaptarse al contexto local y mejorar su vínculo con los consumidores. Aunque su propuesta de productos accesibles es atractiva en tiempos de crisis, debe acompañarse de estándares mínimos de calidad, atención y transparencia.
Por ahora, los reclamos siguen creciendo y la imagen de la marca se resiente. Si Día quiere mantenerse en el mercado argentino, deberá revisar no solo sus estrategias comerciales, sino también la forma en que ejecuta su modelo de franquicias y gestiona la experiencia del cliente.
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La confianza se construye desde lo cotidiano, y en el caso de Día, eso implica repensar desde el estado de un yogur hasta la forma en que se aplica un descuento. Solo así podrá dejar atrás la sensación de ser un supermercado “de emergencia” y convertirse en una opción verdaderamente confiable.