Se reporta caída de ventas de siete de cada diez empresas de indumentaria en Argentina
El sector textil argentino se enfrenta a un panorama complicado, con una caída significativa en las ventas que afecta a la mayoría de las empresas del rubro. Según una encuesta reciente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), el 72 % de las empresas de indumentaria en el país ha registrado una disminución en sus ventas durante el cuarto trimestre del año, lo que refleja un descenso interanual del 11 %. Este resultado marca un desafío considerable para un sector que ya enfrentaba presiones económicas y dificultades en la cadena de producción.
Uno de los factores que agrava la situación de las empresas es la dificultad para trasladar los costos salariales a los precios finales de los productos. Los incrementos derivados de las negociaciones paritarias no se han reflejado completamente en el precio de la indumentaria, con el 40 % de las empresas reportando que no han logrado traspasar estos costos a sus precios de venta. Solo un 7 % de las empresas encuestadas afirmó haber podido reflejar completamente estos incrementos, lo que pone de manifiesto las dificultades económicas que enfrenta el sector.
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Este problema de costos genera una presión adicional sobre las empresas, que deben encontrar formas de absorber los incrementos salariales sin afectar sus márgenes de ganancia. En un contexto inflacionario, donde el costo de vida aumenta considerablemente, la dificultad de ajustar los precios complica aún más la competitividad de las empresas de indumentaria.
Otro dato interesante revelado por la encuesta de la CIAI es la comparación entre el incremento de precios de la indumentaria y otros componentes del Índice de Precios al Consumidor (IPC). Aunque los precios de las prendas de vestir y el calzado han subido un 166,7 % a nivel nacional en términos interanuales, esta cifra se queda por debajo del aumento general del IPC, que fue del 236,7 % en el mismo período. En otras palabras, la ropa y el calzado se han abaratado en términos relativos frente a otros productos y servicios del mercado.
En la Ciudad de Buenos Aires, esta tendencia es aún más evidente, con un aumento del 149 % en el precio de las prendas, mientras que el nivel general del IPC se incrementó un 243 %. Este desfase subraya la pérdida de competitividad de la industria de la indumentaria en comparación con otros sectores, lo que impacta directamente en su capacidad para recuperar terreno en el mercado.
La crisis que afecta al sector no solo se manifiesta en la caída de las ventas, sino también en la estructura de personal. Según los datos de la CIAI, el 41 % de las empresas ha reducido su plantel de empleados en lo que va del año. Esta reducción se ha dado a través de diversas vías, como jubilaciones, renuncias no reemplazadas y despidos. Además, las suspensiones y despidos aumentaron durante el último bimestre en comparación con el periodo anterior, lo que sugiere un empeoramiento en la situación laboral dentro de la industria.
La tendencia a la baja en el empleo no solo afecta a los puestos de trabajo directos, sino también a la capacidad productiva de las empresas, que han reducido las horas extras y están operando con menor capacidad. En este sentido, un 37 % de las compañías ha expresado que está evaluando la posibilidad de implementar nuevas suspensiones o despidos en lo que resta del año, lo que genera incertidumbre sobre la estabilidad del sector.
En cuanto a los modelos de producción, la encuesta destaca que el 43 % de las empresas del sector utiliza una combinación de producción interna y externa. Esta estrategia les permite flexibilizar la capacidad productiva y adaptarse a las fluctuaciones del mercado. Un 29 % de las empresas produce exclusivamente a través de talleres de terceros, lo que indica una tendencia hacia la externalización de la producción para reducir costos fijos. Por otro lado, un 28 % de las compañías mantiene una producción interna, gestionada a través de sus propias instalaciones.
Esta diversificación en los modelos de producción responde a la necesidad de las empresas de adaptarse a un entorno económico volátil, donde la demanda puede variar considerablemente en cortos períodos de tiempo. Además, la externalización de la producción permite a las empresas reducir riesgos financieros, ya que no tienen que mantener instalaciones propias de gran tamaño cuando la demanda es baja.
A pesar del complicado panorama que enfrenta el sector textil argentino, las expectativas para el cierre del año son moderadas. Según la encuesta, un 51 % de las empresas considera que 2024 será un año «regular», mientras que el 24 % mantiene expectativas positivas. Por otro lado, el 19 % de las compañías anticipa un escenario negativo, y un 4 % teme un panorama muy desfavorable. Solo un 1 % de los encuestados expresó expectativas muy positivas para lo que resta del año.
Este pesimismo refleja las dificultades que han enfrentado las empresas a lo largo del año, con una combinación de factores macroeconómicos adversos y desafíos internos que han limitado su capacidad para crecer. Sin embargo, el hecho de que un 24 % de las empresas mantenga expectativas positivas sugiere que hay espacio para el optimismo, especialmente si las condiciones económicas mejoran en el corto plazo.
Para revertir la caída en las ventas y mejorar la competitividad del sector, las empresas de indumentaria necesitan implementar estrategias que les permitan enfrentar mejor los desafíos del entorno económico. Una de las posibles soluciones es la inversión en tecnología y digitalización, que podría ayudar a las compañías a optimizar sus procesos productivos, mejorar la eficiencia y reducir costos. Además, la adopción de estrategias de venta online más efectivas podría ayudar a captar nuevos segmentos de mercado, especialmente en un contexto donde el comercio electrónico ha crecido exponencialmente en los últimos años.
Otra posible solución es la mejora de la cadena de suministro, con el fin de reducir costos logísticos y mejorar los tiempos de entrega. En este sentido, la colaboración con proveedores locales y la búsqueda de acuerdos comerciales favorables podrían ayudar a las empresas a mejorar su competitividad y aumentar su margen de ganancia.
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El sector de la indumentaria en Argentina enfrenta un escenario complejo, con una mayoría de empresas que reportan caídas en sus ventas y dificultades para trasladar los costos a los precios finales. Sin embargo, las expectativas para el cierre del año son mixtas, con una parte del sector que mantiene una visión positiva sobre el futuro. Para superar estos desafíos, las empresas deberán buscar formas de adaptarse a un entorno económico cambiante, invirtiendo en tecnología y mejorando su eficiencia operativa.