Los argentinos no sienten alivio pese a la caída de inflación
En los últimos meses, Argentina ha experimentado una desaceleración inflacionaria significativa. En enero de 2025, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró un aumento del 2,2%, el más bajo desde julio de 2020. Sin embargo, esta mejora no se ha traducido en un alivio tangible para el bolsillo de los ciudadanos. A pesar de la baja inflación, los precios en los supermercados siguen siendo elevados y los salarios continúan rezagados.
Supermercados y estrategias para incentivar el consumo
Para mitigar el impacto de los altos precios y estimular la demanda, las cadenas de supermercados han implementado promociones agresivas como ofertas 3×2, 4×3 y descuentos acumulables con beneficios bancarios. Estas estrategias buscan incentivar el consumo en un contexto donde los ingresos de la población no han logrado acompañar la inflación acumulada en los últimos años.
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La Cámara Argentina de Comercio (CAC) informó un repunte del consumo en los hogares, con un aumento interanual del 5,4% en enero y un 4,3% respecto a diciembre de 2024. Sin embargo, este incremento está impulsado en gran medida por estrategias comerciales más que por una mejora en el poder adquisitivo real de la población.
Factores que explican la brecha entre inflación y percepción ciudadana
Uno de los principales motivos por los cuales la inflación baja pero los ciudadanos no lo sienten en sus bolsillos es la distribución del índice de precios y su relación con el salario disponible.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) mide la inflación con base en una canasta de bienes y servicios, donde el rubro de alimentos tiene un peso significativo. En enero de 2025, las mayores alzas se dieron en «Restaurantes y hoteles» (+5,3%) y «Alquileres, servicios y combustibles» (+4%). Mientras tanto, «Alimentos y bebidas» aumentó solo un 1,8%, por debajo del promedio general, lo que en teoría indicaría una menor presión inflacionaria en los productos básicos.
Sin embargo, la metodología de cálculo de la inflación, vigente desde 2004, podría no reflejar adecuadamente la realidad del gasto promedio de los argentinos. Por ejemplo, gastos en tecnología o servicios digitales tienen hoy una incidencia mayor que hace dos décadas y no se ponderan correctamente.
Estrategia del gobierno para controlar la inflación
Desde su llegada al poder, el gobierno de Javier Milei ha aplicado un modelo de estabilización basado en tres pilares: disciplina fiscal, política monetaria restrictiva y control del tipo de cambio. A diferencia de gestiones anteriores, Milei ha evitado medidas intervencionistas y ha apostado por la disciplina del mercado.
Para evitar un repunte inflacionario, el gobierno ha tomado decisiones clave como la postergación de aumentos en impuestos a combustibles y servicios públicos. También ha reducido el ritmo de la devaluación mensual del peso, pasando del 2% al 1% en febrero de 2025.
Ingreso disponible y su impacto en el consumo
A pesar de la desaceleración inflacionaria, los argentinos perciben que sus ingresos no alcanzan como antes. Un estudio de la consultora Empiria, liderado por Hernán Lacunza, exministro de Hacienda, reveló que en 2024 el ingreso disponible cayó significativamente, con una reducción del 25% en los sectores más vulnerables.
El concepto de «ingreso disponible» hace referencia a lo que le queda a una persona luego de cubrir gastos fijos como alquiler, servicios públicos y transporte. Aunque los salarios podrían haber aumentado en términos nominales, si los costos fijos crecen a un ritmo superior, el poder adquisitivo real disminuye.
Sin embargo, en los últimos meses se ha observado una leve recuperación. Federico González Rouco, economista de Empiria, aseguró que el ajuste de gastos ya se realizó y que la futura suba de salarios podría traducirse en un mayor ingreso disponible para la población.
Proyecciones optimistas para los próximos años
Los analistas mantienen una visión optimista sobre la inflación en Argentina. Según el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), la inflación anual cerrará en un 23,2% en 2025, el nivel más bajo desde 2017. Además, el IPC mensual podría perforar el 2% en abril, alcanzando un 1,9%, una cifra que no se ve desde mayo de 2020.
Si esta tendencia se mantiene, la inflación anual podría reducirse al 15% en 2026 y alcanzar un solo dígito en 2027 (9,4%), algo que no ocurre en Argentina desde 2006. Esto representaría un cambio histórico tras el 211,4% de inflación en 2023 y el 117,8% en 2024.
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Si bien Argentina ha logrado reducir la inflación a niveles no vistos en décadas, el impacto en la economía familiar sigue siendo limitado. La combinación de precios elevados, salarios atrasados y una estructura de gastos que ha cambiado con los años explica por qué los ciudadanos no perciben aún los beneficios de la estabilidad económica. Sin embargo, si la tendencia inflacionaria a la baja se consolida y los salarios comienzan a recuperarse, el poder adquisitivo podría mejorar en los próximos años.