La propuesta de Argentina para flexibilizar el Mercosur impulsa cambios profundos
En una reciente reunión de cancilleres del Mercosur celebrada en Montevideo, Argentina se alineó con la postura que Uruguay ha defendido durante años: permitir que los países miembros del bloque negocien acuerdos comerciales de forma individual. Esta iniciativa, encabezada por la canciller argentina Diana Mondino, plantea una flexibilización del actual enfoque del Mercosur en las negociaciones internacionales, marcando un posible giro en la dinámica interna del bloque.
El arancel externo común y la necesidad de flexibilidad
Durante la reunión, Mondino subrayó los retos que el Mercosur enfrenta para acceder a mercados importantes debido al Arancel Externo Común (AEC) y la rigidez en las negociaciones colectivas. El AEC, establecido para proteger las economías de los países miembros, ha generado barreras para cerrar acuerdos comerciales con grandes actores internacionales como Estados Unidos, China o la Unión Europea. A esto se suma la complejidad de encontrar consenso entre las economías del bloque, que cuentan con distintos intereses y ritmos de desarrollo.
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La propuesta de Argentina sugiere que aquellos países que estén listos para negociar nuevos acuerdos comerciales puedan hacerlo de manera individual o plurilateral, sin depender del consenso de todo el bloque. Según Mondino, los acuerdos que se firmen bajo esta modalidad estarían abiertos para que el resto de los miembros del Mercosur se adhieran más tarde, una vez evaluados los beneficios y riesgos para sus economías.
El presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, ha defendido esta idea desde el inicio de su mandato. Para Uruguay, un país con una economía más pequeña dentro del Mercosur, la posibilidad de avanzar en “distintas velocidades” permitiría firmar acuerdos estratégicos, como un tratado de libre comercio con China, sin esperar a que todos los países del bloque estén listos para hacerlo. La postura uruguaya ha sido fuente de tensiones dentro del Mercosur, especialmente con Argentina y Brasil, quienes históricamente se han mostrado más cautelosos frente a la apertura comercial.
El respaldo de Argentina a esta idea representa un cambio significativo, ya que abre la puerta a una mayor flexibilidad en el Mercosur. Esto permitiría que economías con mayor urgencia o capacidad de negociar acuerdos bilaterales lo hagan sin arrastrar a las demás a un ritmo que no puedan seguir. El impacto de esta propuesta puede ser profundo, ya que rompería con la tradición de un bloque que siempre ha negociado en conjunto, pero que muchas veces ha visto frenadas sus posibilidades por las divergencias internas.
Diana Mondino fue clara al señalar que Argentina es consciente de las sensibilidades y los intereses de los otros socios del Mercosur. Si bien Argentina busca abrirse más al mundo, entiende que Brasil, Paraguay y Uruguay tienen distintas prioridades y estructuras económicas. Mondino reconoció los logros que ha alcanzado el Mercosur en sus tres décadas de existencia, pero también fue crítica al señalar que el potencial del bloque está siendo subutilizado en un contexto global donde las economías emergentes necesitan acceso más rápido y directo a grandes mercados.
“La capacidad del Mercosur de ser una plataforma para acceder a mercados globales no está siendo aprovechada al máximo. Nuestra propuesta busca cambiar eso”, señaló la canciller. Según su perspectiva, los acuerdos individuales o plurilaterales permitirían que los países más abiertos a nuevas oportunidades comerciales no se vean limitados por los tiempos o las negociaciones del bloque completo.
Si la propuesta de Argentina se implementa, los países miembros del Mercosur podrían negociar acuerdos comerciales de forma más ágil y adaptativa, lo cual tendría implicaciones directas en sus relaciones económicas internacionales. Un ejemplo claro sería la posibilidad de Uruguay de avanzar en su tratado de libre comercio con China, lo que podría representar un cambio drástico en las dinámicas comerciales del bloque y en su relación con potencias globales.
Hasta ahora, el Mercosur ha priorizado la negociación colectiva de acuerdos comerciales, lo que le ha permitido tener una posición unificada frente a grandes bloques comerciales como la Unión Europea. Sin embargo, este enfoque también ha implicado que las negociaciones se prolonguen durante años, como ocurrió con el acuerdo con la Unión Europea, que aún enfrenta desafíos internos y externos para su ratificación.
Si los países miembros comienzan a negociar por separado, el Mercosur podría ganar velocidad en la firma de nuevos acuerdos, pero también perdería cohesión como bloque. Algunos analistas temen que la flexibilidad en las negociaciones individuales o plurilaterales podría debilitar la unidad del Mercosur y afectar su capacidad de negociación frente a actores globales. No obstante, para economías como la uruguaya, la apertura de esta puerta representa una oportunidad para diversificar mercados y fortalecer su economía a través de tratados bilaterales.
La propuesta de Argentina plantea nuevos desafíos para el Mercosur. En primer lugar, está el reto de definir cómo se implementarán estas negociaciones individuales o plurilaterales. Según Mondino, si no se alcanza un consenso para negociar en conjunto dentro de un período determinado, equivalente a dos reuniones del Grupo Mercado Común, los países interesados en avanzar podrán hacerlo de forma independiente. Este punto podría generar tensiones dentro del bloque, especialmente con Brasil, que ha sido uno de los defensores más férreos de mantener el Mercosur como un bloque cohesionado.
En segundo lugar, está el riesgo de que la fragmentación en las negociaciones individuales debilite la posición del Mercosur frente a grandes actores internacionales. En el escenario actual, un Mercosur dividido podría perder fuerza como interlocutor en acuerdos multilaterales, donde el tamaño del mercado que representa ha sido una de sus principales cartas de negociación.
A pesar de estos desafíos, la postura de Argentina marca un cambio de rumbo en la política comercial del Mercosur. La propuesta de mayor flexibilidad refleja la necesidad de adaptarse a un entorno global en constante cambio, donde la rapidez y la capacidad de reacción son clave para aprovechar oportunidades comerciales.
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La propuesta de Argentina para permitir negociaciones individuales o plurilaterales dentro del Mercosur ha reavivado el debate sobre la flexibilidad y el futuro del bloque. Con el respaldo de Uruguay, esta iniciativa podría significar un punto de inflexión en la forma en que los países del Mercosur gestionan sus relaciones comerciales internacionales. Mientras algunos ven en esta propuesta una oportunidad para dinamizar las economías del bloque, otros temen que la fragmentación en las negociaciones pueda debilitar la cohesión del Mercosur en el largo plazo.