El plan de Argentina para convertirse en uno de los cuatro polos de inteligencia artificial
Bajo el liderazgo de Javier Milei, el país busca aprovechar sus ventajas competitivas
En un contexto global de avances tecnológicos acelerados, Argentina, bajo la administración del presidente Javier Milei, ha manifestado su ambición de convertirse en uno de los cuatro polos de inteligencia artificial (IA) más importantes del mundo. Con una estrategia que propone una baja regulación para atraer inversiones y diferenciarse de otras potencias como la Unión Europea, China y Estados Unidos, el gobierno argentino ve en la inteligencia artificial una oportunidad para posicionarse a la vanguardia en esta área.
Las propuestas del gobierno de Milei
Durante una reciente entrevista con el periodista Alejandro Fantino, Javier Milei destacó la importancia de que Argentina se convierta en un referente en el campo de la inteligencia artificial. Según Milei, el país tiene las condiciones necesarias para lograrlo, y su gobierno está comprometido a brindar un marco regulatorio favorable que permita a las empresas tecnológicas operar con mayor libertad. En palabras de Demián Reidel, jefe de Gabinete de Asesores, «en la Argentina hoy se alinearon los planetas para que sea el cuarto polo de inteligencia artificial».
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El plan del gobierno incluye la implementación de un esquema de baja regulación, un enfoque que Milei considera clave para diferenciar a Argentina de otros países que, según él, han adoptado regulaciones excesivas que limitan la innovación. En este sentido, Milei ha sido crítico con la Unión Europea, que recientemente aprobó una directiva que impone restricciones significativas al desarrollo y uso de la IA. También ha señalado que China y Estados Unidos enfrentan desafíos regulatorios que podrían ofrecer a Argentina una ventaja competitiva si se adopta un enfoque más flexible.
Además de la regulación, el gobierno argentino destaca otros factores que podrían contribuir al desarrollo de un polo de inteligencia artificial en el país. Entre ellos, se mencionan la disponibilidad de grandes extensiones de tierra, temperaturas frías que favorecen la instalación de data centers, acceso a energía barata y un capital humano capacitado en tecnología.
En este contexto, se aprobó el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI), que incluye a las empresas de alta tecnología entre los sectores que podrán contar con incentivos fiscales, aduaneros y cambiarios por un período de 30 años para inversiones que superen los 200 millones de dólares.
El contexto internacional
La ambición de Argentina de convertirse en un polo de inteligencia artificial no es única en la región. Chile, por ejemplo, ha actualizado su Política Nacional de Inteligencia Artificial y ha lanzado un Plan Nacional de Data Centers que prevé inversiones millonarias en el sector. Brasil, por su parte, ha presentado un plan nacional de inteligencia artificial con un enfoque en el desarrollo a largo plazo.
En cuanto a las grandes potencias, la Unión Europea ha implementado una directiva que regula de manera estricta el desarrollo y uso de la inteligencia artificial, lo que ha generado preocupación en algunas empresas tecnológicas que temen que estas regulaciones frenen la innovación. En Estados Unidos, la Casa Blanca ha lanzado una Declaración de Derechos sobre inteligencia artificial que establece principios voluntarios para guiar el desarrollo de la tecnología, complementados con medidas más estrictas para garantizar la seguridad y privacidad de los usuarios.
China, por su parte, ha adoptado un enfoque mixto, combinando guías generales y específicas para el desarrollo de la inteligencia artificial con una vigilancia estricta del contenido que se genera, en línea con los valores del régimen.
Si bien la propuesta del gobierno de Javier Milei ha generado expectativas, los expertos coinciden en que convertir a Argentina en un polo de inteligencia artificial es una aspiración ambiciosa que enfrenta varios desafíos. Ignacio Labaqui, analista senior de Medley Global Advisors, señala que la llegada de inversiones depende de una ecuación compleja entre retorno y riesgo. Aunque el RIGI puede ser un incentivo, la falta de infraestructura y la estabilidad política son factores que podrían limitar el interés de los inversores.
Daniel Yankelevich, director de Datos de Fundar, comparte una visión más cautelosa. Según él, la idea de que Argentina se convierta en el cuarto polo de inteligencia artificial es poco realista dada la diferencia de escala y desarrollo tecnológico con países como Estados Unidos, China y la Unión Europea, e incluso con naciones emergentes como India y Brasil.
Fabián Ruocco, director Ejecutivo del Cedyat, también advierte sobre las limitaciones en términos de conectividad y otras infraestructuras necesarias para desarrollar un ecosistema de inteligencia artificial de primer nivel. Según el Índice de Preparación para la inteligencia artificial del Fondo Monetario Internacional (FMI), Argentina se encuentra rezagada en comparación con otros países, con 47 puntos frente a los 77 de Estados Unidos o los 70 de Francia.
Sin embargo, no todo es negativo. Luis Galeazzi, director Ejecutivo de Argencon, destaca que Argentina cuenta con un ecosistema sólido de empresas de la economía del conocimiento que han demostrado ser capaces de generar innovaciones importantes. La incorporación del sector tecnológico en el RIGI, junto con el talento humano y el potencial energético renovable, son factores que podrían contribuir al desarrollo de la inteligencia artificial en el país.
El plan de Javier Milei para convertir a Argentina en un polo de inteligencia artificial es ambicioso y enfrenta desafíos significativos. Aunque el país cuenta con algunas ventajas competitivas, como un capital humano capacitado y un régimen de incentivos para grandes inversiones, la falta de infraestructura y la inestabilidad política son obstáculos que no pueden ignorarse.
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Si bien es posible que Argentina pueda desarrollar un sector de inteligencia artificial competitivo, la idea de que se convierta en uno de los cuatro polos principales a nivel mundial parece, por el momento, más una aspiración que una realidad. No obstante, con un enfoque estratégico en la innovación y el desarrollo de infraestructuras clave, el país podría mejorar su posición en el mapa global de la inteligencia artificial y contribuir al fortalecimiento de su economía en los próximos años.