Desde este 1º de enero rige en Argentina la receta electrónica de medicamentos
Desde el primer día de este año, la receta electrónica se volvió obligatoria en 11 provincias argentinas. Te contamos qué implicó este cambio, qué distritos estuvieron incluidos, y cómo impactó en farmacias y pacientes. Desde este miércoles 1º de enero de 2025, la indicación de medicamentos a través de recetas electrónicas fue obligatoria en 11 provincias de Argentina. Este cambio, impulsado por el Ministerio de Salud de la Nación, buscó modernizar el sistema de salud y mejorar la gestión de datos epidemiológicos.
Según Susana Azurmendi, subsecretaria de Vigilancia Epidemiológica, Información y Estadísticas del Ministerio de Salud, esta medida representó un avance significativo en comparación con las ocho provincias que habían adherido a principios de 2024.
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Azurmendi, quien asumió su cargo en septiembre pasado, tenía como objetivo principal promover la digitalización y la cultura del dato en el ámbito de la salud, según señaló el sitio Clarin.com.
Qué provincias adhirieron a la receta electrónica de medicamentos
Las provincias que implementaron obligatoriamente la receta electrónica fueron:
Catamarca
Chaco
Corrientes
Entre Ríos
Jujuy
Mendoza
Misiones
Salta
San Juan
Tierra del Fuego
Tucumán
Por ahora, la provincia de Córdoba no estuvo adherida a este sistema nacional, pero se venía trabajando desde mediados del año pasado en adecuar el sistema para poder adaptarse a la normativa. Es importante destacar que, si bien la normativa nacional estableció la obligatoriedad, otras provincias como Buenos Aires, Chubut y La Rioja tenían sus propias normativas de receta electrónica.
Además, Río Negro y Santa Fe tenían proyectos de ley similares en marcha. Las prepagas estaban reguladas a nivel nacional, por lo que debían adaptarse a la receta electrónica en todo el país.
La receta electrónica no es simplemente una versión digital de la receta tradicional. Implica un sistema complejo que involucra plataformas, reservorios de datos y farmacias.
Plataformas: existían cerca de 110 plataformas validadas por el Registro Nacional de Plataformas Digitales Sanitarias (ReNaPDiS), la mayoría de ellas privadas.
Reservorios: estas plataformas se conectaban a una decena de reservorios donde se almacenaban las recetas de los pacientes.
Farmacias: las 13 mil farmacias del país debían poder acceder a estas recetas a través de sus sistemas informáticos.
Este sistema permitía que cualquier receta fuera utilizada en cualquier farmacia del país. Sin embargo, si la farmacia no tenía convenio con la prepaga u obra social del paciente, no se aplicaba el descuento correspondiente.
La implementación de la receta electrónica buscaba:
consolidar datos epidemiológicos para mejorar las políticas de salud a nivel nacional;
abaratar costos y ofrecer mayor practicidad para pacientes y médicos;
evitar la pérdida de recetas y la ilegibilidad de las mismas;
garantizar la seguridad de los datos personales de los pacientes.
Sin embargo, existían desafíos como:
asegurar que las plataformas cumplieran con los protocolos de seguridad y validación;
gestionar la interoperabilidad entre las diferentes plataformas y reservorios;
Capacitar a médicos y a farmacéuticos en el uso del nuevo sistema;
garantizar el acceso a la receta electrónica en zonas con dificultades de conectividad;
proteger los datos personales de hackeos y de usos maliciosos.
Según Azurmendi, se confeccionaban alrededor de 20 millones de recetas electrónicas por mes, lo que demostraba la magnitud de este cambio. Estos datos eran valiosos para conocer las dolencias cotidianas de la población y orientar las políticas de salud.
El Ministerio de Salud trabajaba en conjunto con todos los subsectores (público y privado) para universalizar el uso de la receta electrónica en todo el país.
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Se esperaba que, a medida que se consolidara el sistema, los descuentos en medicamentos pudieran aplicar en todas las farmacias, independientemente del prestador de salud del paciente.