La amada y omnipresente Coca-Cola, que solía ocupar un lugar destacado en las mesas de los hogares argentinos, está viendo una disminución en su consumo a medida que los precios se disparan y la economía experimenta desafíos. A pesar de que Argentina se encuentra entre los cinco países con mayor consumo de Coca-Cola en el mundo, las dificultades económicas están llevando a los consumidores a buscar alternativas más asequibles.
Juan Domingo Perón alguna vez señaló que «en Córdoba es donde suceden las cosas más raras», refiriéndose a la idiosincrasia política y social de esa provincia argentina. En la actualidad, la elección de consumir Coca-Cola con fernet, una bebida alcohólica, es solo uno de los factores que ha contribuido a que Argentina sea uno de los países con mayor consumo de esta famosa gaseosa, según la consultora internacional Kantar.
No obstante, la sombra de la recesión económica y los recuerdos de la crisis que afectó a Coca-Cola Femsa a principios de 2019, llevándola a solicitar el procedimiento preventivo de crisis para su planta principal debido a la caída del consumo, nuevamente se ciernen sobre la empresa, que es la principal embotelladora de Coca-Cola en el país.
Un recorrido por los principales supermercados revela que las ventas de bebidas de cola han disminuido a medida que la empresa incrementaba sus precios, mientras que la inflación y la devaluación de la moneda nacional reducían los ingresos de las familias y los consumidores.
Fernando Savore, de la Federación de Almaceneros, destacó recientemente que «se observa un traslado en general del consumo de las primeras a las segundas marcas, que en muchos casos son buenos productos». Además, señala que es una tendencia que se está reforzando en las últimas semanas. «Desde hace tiempo, las primeras marcas no son una opción. Mi comercio está en un barrio de clase media, y yo trabajaba mucho con las dos primeras marcas de gaseosas y ninguna otra más. Tuve que incorporar otra alternativa económica de marcas».
La situación se vuelve comprensible cuando se observan los precios en los supermercados. En las grandes cadenas, conseguir una botella de 2,25 litros de Coca-Cola tradicional por menos de 2.200 pesos es prácticamente imposible. La escalada de precios ha llegado a tal punto que el conductor televisivo Horacio Cabak compartió en sus redes sociales la foto de una Coca-Cola de 2,25 litros en un supermercado, con un precio de 2.383,50 pesos.
Incluso las latas tradicionales de 473 cc se venden por alrededor de 800 pesos, lo que ha llevado a los consumidores a expresar su escepticismo sobre la posibilidad de que los aumentos de precios se detengan en un futuro cercano.
Esta realidad refleja el impacto directo de la crisis económica en el comportamiento de compra de los consumidores argentinos. La búsqueda de opciones más asequibles y la preferencia por segundas marcas se han convertido en una estrategia común para enfrentar la inflación y los aumentos desmedidos de precios. Aunque Coca-Cola sigue siendo un ícono, su estatus como un producto accesible para todos los segmentos de la sociedad argentina parece haberse visto afectado, al menos temporalmente, por las difíciles condiciones económicas.