En el competitivo y cambiante mundo laboral, las prácticas de gestión del talento evolucionan constantemente. Sin embargo, algunas estrategias polémicas, como el sistema de evaluación conocido como «Rank and Yank» o clasificación por pilas, parecen estar resurgiendo en ciertas empresas, especialmente en el sector tecnológico. ¿Es esta tendencia un paso atrás en las mejores prácticas de liderazgo y motivación? ¿Cómo impacta en los empleados, desde los recién graduados hasta los profesionales de mediana carrera?
El reciente análisis de Korn Ferry, firmado por @Korn Ferry, arroja luz sobre estas preguntas, examinando si realmente las organizaciones deben considerar volver a este sistema y qué consecuencias trae para la fuerza laboral actual y futura. Puedes leer el artículo completo aquí.
La reaparición de «Rank and Yank»: ¿Qué significa y por qué preocupa?
El sistema de evaluación “Rank and Yank” tiene una historia controvertida. Popularizado en los años 80 y 90, especialmente en empresas como General Electric, consiste en clasificar a los empleados en diferentes niveles de desempeño, con premiados y destacados en la cima, y aquellos considerados de bajo rendimiento destinados a ser despedidos. La metáfora satírica que lo condensa (el primer premio es un Cadillac Eldorado, el tercero un despido) evidencia su carácter despiadado y su filosofía de competencia feroz.
Durante mucho tiempo, este método fue considerado tóxico por su impacto en la cultura laboral: generaba miedo, desmotivación y una competencia insana entre empleados en lugar de colaboración. Sin embargo, algunas empresas tecnológicas modernas, en su afán de maximizar productividad y eficiencia, han comenzado a reevaluar si este sistema, pasado de moda, podría tener alguna utilidad real.
¿Por qué considerar volver a este sistema?
Según Korn Ferry, algunas compañías ven en el «Rank and Yank» una forma clara y rápida para identificar a sus talentos de alto potencial y eliminar a quienes, en su evaluación, no cumplen con las expectativas. La lógica es sencilla: si se premia al mejor y se despide al peor, creen que se consigue un ambiente más competitivo y una mayor productividad.
Pero, ¿es esto verdad? La experiencia revela que los costos ocultos suelen ser altos. La cultura de miedo, la pérdida de compromiso y la rotación forzada pueden tener efectos negativos duraderos en el clima laboral y en la innovación.
El impacto en los jóvenes profesionales y los recién graduados
Coincidiendo con la temporada de graduaciones, este análisis es aún más relevante para entender cómo estas prácticas afectan a los recién incorporados al mercado laboral. Los jóvenes entre 20 y 24 años enfrentan una tasa de desempleo del 8.2%, casi el doble que hace dos años. La dificultad en conseguir su primer empleo, sumada a la incertidumbre y la desmotivación, puede agravarse si las empresas adoptan sistemas de evaluación duros y poco empáticos.
En un entorno donde las organizaciones priorizan métricas objetivas y rápidas, los recién graduados, que ya enfrentan una incorporación difícil, podrían verse en desventaja si se les somete a modelos que evalúan en términos sumamente competitivos y poco humanizados. La inmediatez y la presión de los resultados pueden imponer un estrés adicional que afecte su aprendizaje y desarrollo a largo plazo.
Para los profesionales de 30 a 40 años: ¿cómo mantener la motivación?
Por otro lado, para quienes ya están en plena carrera, la tendencia a sistemas de clasificación severa también plantea desafíos. Según Korn Ferry, muchos profesionales entre 30 y 40 años se sienten desconectados o apáticos respecto a su trabajo. Solo un 32-35% afirma estar comprometido, por lo que resulta vital revalorizar la motivación y el compromiso en esta etapa.
El consejo de expertos es dejar de castigarse y entender que una carrera no es lineal. La adopción de nuevas estrategias, la actualización constante, la redefinición de metas y el cultivo de una mentalidad resiliente son aspectos fundamentales para adaptarse a estos escenarios.
¿Debe volver el «Rank and Yank»? ¿Mito o realidad?
Según Korn Ferry, el regreso de estas prácticas no es recomendable para la mayoría de las organizaciones. Estudios muestran que sistemas más humanos, que fomenten la colaboración, reconocimiento y desarrollo, generan ambientes laborales más saludables y productivos en el largo plazo.
El «Rank and Yank» puede parecer una solución rápida, pero su impacto puede ser devastador en la cultura empresarial e incluso en los resultados económicos. Las empresas que apuesten por modelos de gestión basados en el reconocimiento, la retroalimentación continua y el desarrollo del talento tendrán una ventaja competitiva sostenible en un mercado cada vez más dinámico y competitivo.
La importancia de la evaluación de desempeño moderna y humana
En lugar de recurrir a métodos punitivos y toscos como el «Rank and Yank», las organizaciones deberían enfocarse en modelos que valoren el crecimiento y el potencial de sus empleados. La evaluación continua, adaptada a las necesidades individuales y que promueva la mejora constante, fomenta un compromiso genuino y una cultura de innovación.
Además, las empresas que implementan estas prácticas pueden identificar rápidamente a aquellos empleados que necesitan desarrollo adicional, ofrecerles capacitación, mentoría y oportunidades de crecimiento. Así, transforman las evaluaciones en herramientas de motivación y desarrollo, en lugar de mecanismos de exclusión y miedo.
El contexto actual y la dirección del mercado laboral
El análisis de Korn Ferry también destaca que la situación del mercado laboral, con desafíos como altas tasas de desempleo para jóvenes profesionales, requiere un enfoque más empático y estratégico. La reintegración de sistemas punitivos y desmoralizantes puede ser contraproducente, limitando la movilidad y el talento disponibles.
En cambio, las organizaciones que invierten en cultura, en el desarrollo de sus empleados y en mecanismos de evaluación que fomenten la inclusión, la diversidad y el aprendizaje continuo, estarán mejor preparadas para afrontar los cambios económicos y tecnológicos que se avecinan.
Una reflexión final: el liderazgo del futuro
Los líderes del mañana deben entender que el éxito no reside en clasificaciones simplistas, sino en construir entornos donde los empleados se sientan valorados, motivados y con oportunidad de crecer. La historia muestra que las culturas organizacionales que priorizan el bienestar y el desarrollo del talento logran mejores resultados sostenibles.
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Por ello, adoptar prácticas humanas, transparentes y colaborativas será la clave para no solo atraer y retener talento, sino también para construir organizaciones resilientes y adaptables en un entorno en constante cambio.
¿Volver a la era de la competencia destructiva?
Aunque algunas empresas están tentadas de revisar prácticas obsoletas como el «Rank and Yank» bajo la apariencia de aumentar la productividad, la evidencia y el sentido común indican que estos métodos son perjudiciales. La verdadera ventaja competitiva en el mercado laboral del siglo XXI viene de cultivar talento, fomentar la innovación y construir culturas de confianza y colaboración.