Por Marcial Rapela, socio y responsable de Bain & Company en Chile, y Diego Garcia, socio y líder de la práctica de Petróleo y Gas de Bain & Company.
Los eventos climáticos extremos ocurridos en los últimos años, tanto en Chile como en el mundo, son la prueba fehaciente del impacto que el cambio climático está teniendo a nivel global, uno que no se detiene, y que requiere medidas transversales urgentes que nos permitan mitigar sus efectos.
La transición energética es uno de los principales impulsores para reducir el impacto de las acciones humanas, y el papel de las organizaciones es particularmente importante en este esfuerzo. No solo por la inversión que las empresas deben hacer para esta transición, sino principalmente por el desafío que implica lograr un equilibrio que asegure el futuro para las próximas generaciones y proteja el bienestar de las actuales. Según la Agencia Internacional de Energía, alcanzar la neutralidad de carbono para el 2050 demandará una inversión de 4,6 billones de dólares al año hasta el 2030 por parte de las compañías.
Sin embargo, el avance en la descarbonización ha ocurrido de manera paulatina, con una diferenciación significativa según industria y región geográfica. Mientras algunas compañías tienen una visión clara sobre las nuevas innovaciones ecológicas disponibles y el camino hacia cadenas de suministro más éticas, otras parecen estar atrapadas en un dilema de precio y regulación.
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Una alternativa para que las empresas enfrenten los desafíos y adapten su negocio a la nueva realidad impuesta por los cambios climáticos es tomar este desafío como una oportunidad: redescubrir cómo aplicar nuevas tecnologías y avanzar rápidamente en la curva de experiencia, abre un camino para crear ventajas competitivas a través de la innovación sostenible. Un ámbito que cobra especial relevancia si consideramos que, de acuerdo con el estudio Consumer Pulse 2023 de Bain, que analizó las perspectivas de consumo en Chile y el mundo, el 89% de los chilenos consideran la sostenibilidad como un factor importante en su proceso de compra.
Por otro lado, cambiar o fortalecer una cultura de sostenibilidad implica un esfuerzo que requiere el compromiso de toda la empresa. Es fundamental alinear a los equipos para encontrar soluciones y discutir los compromisos relacionados a la ecología y cuidado del medio ambiente. La clave radica en convertirlos en desafíos adecuados para cada persona, con el fin de establecer nuevas rutinas o promover innovaciones.
En respuesta a los desafíos climáticos actuales, las organizaciones tienen un papel fundamental en liderar el cambio hacia la sostenibilidad. Mediante la innovación tecnológica, la comprensión del comportamiento del consumidor y el fortalecimiento de una cultura corporativa comprometida con el medio ambiente, las compañías pueden desempeñar un papel esencial en la creación de un futuro más equitativo y resiliente para todos. Es el momento de tomar medidas y transformar nuestras operaciones para contribuir activamente a un mundo más verde y próspero.