«Por qué fallan tus estrategias de liderazgo (y cómo evitarlas)» es el tema que propone Willem F. Schol, Presidente de AmericaMalls & Retail y Director de Empresas.
En tiempos de cambio vertiginoso y transformación constante, liderar ya no consiste únicamente en tomar decisiones estratégicas o tener una visión clara del futuro. Muchas estrategias fracasan no por falta de inteligencia técnica, sino por errores profundamente humanos: falta de escucha, rigidez mental y ausencia de propósito compartido.
Desde mi experiencia como director de empresas, el liderazgo es un tema recurrente y crítico. En las distintas organizaciones en las que participo, observo estilos y niveles muy diversos en los equipos gerenciales. Por eso me resultó especialmente pertinente el artículo publicado por CXecutives: “¿Por qué fallan tus estrategias de liderazgo y cómo evitarlo?”
Ver también: Alejandra Mustakis, una empresaria que inspira a Chile y a Latinoamérica
El texto aborda esas trampas silenciosas que sabotean incluso los planes mejor estructurados. A partir de sus ideas, y sumando algunas observaciones de la práctica, propongo aquí una reflexión crítica y accionable sobre lo que deberíamos hacer —y evitar— como líderes si realmente queremos generar impacto.
Qué hacen los líderes que inspiran resultados
Liderar bien es más que dirigir: es crear condiciones para que otros prosperen. ¿Qué hacen, entonces, los líderes que logran resultados sostenibles?
- Definen un propósito claro.
Una estrategia sin norte emocional ni ético es una hoja al viento. Por ejemplo, Satya Nadella redefinió la cultura de Microsoft al centrar el propósito corporativo en “empoderar a cada persona y organización en el planeta para lograr más”, lo que revitalizó la innovación y el compromiso interno. - Escuchan antes de decidir.
La comunicación no es un trámite; es una herramienta de construcción de confianza. Un CEO que dedica tiempo a escuchar activamente las inquietudes de sus equipos logra información clave para tomar mejores decisiones. En Toyota, por ejemplo, los líderes bajan al piso de producción y escuchan directamente a los operarios antes de rediseñar procesos. - Acompañan al equipo en su desarrollo.
No hay estrategia que funcione si el equipo no tiene las capacidades ni la motivación. Un ejemplo claro es el modelo de liderazgo de Costco, donde los líderes invierten en la formación y bienestar de sus empleados, generando una cultura de alto compromiso y bajo turnover. - Establecen métricas claras y las revisan.
Medir es aprender. Amazon es célebre por tener KPIs rigurosos para cada unidad de negocio, lo que les permite ajustar sus estrategias en tiempo real y sin especulación. - Se adaptan, aunque duela.
La flexibilidad no es debilidad, sino inteligencia contextual. Netflix es un gran ejemplo: pasó de ser un servicio de DVD por correo a convertirse en una de las principales productoras de contenido del mundo. Adaptarse fue incómodo, pero indispensable.
Qué evita el líder que sabotea su propio camino
Así como existen buenas prácticas, también hay comportamientos comunes que, aunque habituales, sabotean las estrategias desde dentro.
- Imponen sin incluir.
Liderar no es mandar. Una empresa de retail en la que participé como director enfrentó gran resistencia a un cambio en la política de comisiones. ¿La razón? Las decisiones fueron tomadas sin consultar a quienes estaban en contacto directo con los clientes. El resultado: baja moral, pérdida de ventas y una estrategia que hubo que revertir. - Ignoran el feedback.
En una firma tecnológica, un gerente ignoró sistemáticamente las alertas del equipo de soporte sobre problemas recurrentes en la experiencia del usuario. El feedback era claro, pero fue desestimado. Cuando finalmente se perdió a un cliente clave, el daño ya era irreversible. - Se aferran a lo que funcionó.
Blockbuster se negó a repensar su modelo de negocio cuando aparecieron señales del cambio digital. Mientras Netflix apostaba por la disrupción, Blockbuster se aferró a su modelo exitoso… hasta que dejó de serlo. - Descuidan a las personas.
En un proceso de expansión, una empresa ignoró los niveles crecientes de burnout en sus equipos. A pesar de los buenos números, el desgaste humano se tradujo en errores operativos, rotación alta y pérdida de conocimiento clave. Lanzan estrategias sin seguimiento.
En muchos directorios, vemos cómo se anuncian grandes planes, pero sin los mecanismos adecuados de implementación o rendición de cuentas. Estrategias que comienzan con entusiasmo y terminan en el olvido por falta de seguimiento sistemático.
Liderar es escuchar, adaptar y sostener
Las estrategias no fallan solas. Fallan cuando olvidamos que liderar no es solo pensar bien, sino sentir, conversar y acompañar mejor. Un liderazgo que no escucha, no aprende ni evoluciona, está condenado a repetirse… y a quedarse atrás.
Ver también: Las habilidades esenciales de un miembro de directorio en el siglo XXI
La próxima vez que una estrategia no funcione, quizás la pregunta no sea “¿qué hicimos mal?”, sino: “¿cómo lideramos para que funcione?”