«Navegando la Ola: para una adopción consciente de la IA» este es el tema que nos propone nuestro experto de opinión Eduardo Moraga
Inicio esta nota aclarando que me considero lejos de ser un experto en inteligencia artificial. Sin embargo, creo que mi experiencia me ha dado ciertas luces sobre cómo sacarle provecho en distintos ámbitos productivos.
Directo al grano: la IA generativa que trabaja con lenguaje natural, es potencialmente útil en diversas áreas, así como la sal realza el sabor de las comidas. Veamos algunos ejemplos:
a. En Recursos Humanos: Podrías generar un prompt que haga que el modelo identifique características morfológicas de interés para el reclutador en los CVs (pdfs), como manejo de idiomas, años de experiencia, competencias en herramientas específicas, entre otros. Solicitas organizar estos conceptos en una tabla y ponderarlos según su relevancia. Lo que normalmente tomaría tiempo y podría estar sujeto a sesgos, ahora se facilita mediante este tipo de proceso.
b. En Prospección: Podrías generar automáticamente embudos para la gestión de clientes a partir de la información en los sistemas CRM, permitiendo calificar oportunidades de negocio, interactuar con los datos de potenciales clientes y gestionar acciones de seguimiento predefinidas.
c. En analítica: Podrías crear un modelo de IA generativa capaz de procesar y extraer los principales insights de tus datos. Esto va más allá de las funcionalidades nativas de herramientas actuales, como Smart Narrative en PowerBI, al integrarse con plataformas como Azure Cognitive Services para un análisis más profundo.
d. En Programación: Como mencioné anteriormente, la programación requiere de conocimientos previos en lenguajes específicos. Sin embargo, con la ayuda de la IA, las curvas de aprendizaje se acortan, haciéndose más eficientes los tiempos de adopción de nuevos lenguajes.
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Esto no implica la sustitución de roles específicos, sino más bien la ampliación de sus capacidades. Se sigue necesitando del analista que comprenda la gestión de datos, del especialista en reclutamiento que defina el prompt adecuado, del vendedor que sistematice las etapas de venta de un determinado servicio o producto y del programador que conozca cómo estructurar el código para una función determinada.
Por eso, valoro la colaboración, la importancia de experimentar, la audacia de innovar y, especialmente, la educación en un sentido amplio que guíe hacia una adopción tecnológica consciente y reflexiva. Antes de sumergirnos en el mundo de la IA, es crucial comprender el negocio en profundidad, agudizar nuestras habilidades analíticas y promover una cultura de curiosidad e innovación.
Sin embargo, muchas organizaciones e intelectuales han estado advirtiendo sobre la urgencia de pulir estas habilidades, sobre la base de mayor inversión en I+D /Educación, que, dicho sea de paso, nuestro querido LATAM está bien distante de lo que pasa en las otras latitudes.
Y he aquí la paradoja: llega la IA, con su aureola de novedad, y nos la apropiamos prometiendo el oro y el moro, como si fuese una especie de talismán de nuevos negocios tecnológicos destinado a reconfigurar el tablero de ajedrez. Sí, es innegable que el uso de esta tecnología todavía en pañales está dando sus frutos en ciertos rubros, mientras que, en otros, parece ser más una promesa a plazo.
Pero como dice ese viejo adagio: «En casa de herrero, cuchillo de palo». Cuántas veces nos hemos topado con empresas que se venden como la NASA de la innovación, pero cuyas prácticas (léase: balances, estrategias comerciales y análisis) están más ancladas en técnicas dignas de una nostalgia retro que en la era digital.
La IA generativa y la que venga es, sin duda, una herramienta poderosa, pero no es una solución mágica para todos los problemas. Requiere de preguntas bien planteadas y de un entendimiento profundo del área de aplicación para ser verdaderamente efectiva.
En resumen, es bueno subirse a la ola de la IA, pero con la conciencia de que, al igual que se necesitan horas de vuelo para pilotar un avión, dominar esta tecnología implica un proceso de aprendizaje y adaptación. Así, mientras algunas promesas sobre la IA pueden ser exageradas, recordemos que herramientas como el big data y el metaverso también tuvieron su momento de gloria, pero aún estamos explorando cómo integrarlas efectivamente en nuestras operaciones.