«Mirada a la educación, empleabilidad y comercio» es el tema que nos propone Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC)
Las carreras con mayores posibilidades de empleabilidad y altos ingresos se relacionan con las actividades comerciales en América Latina.
Así, las 10 áreas más demandadas, productivas y con mejores sueldos son las siguientes: Actuaría, área comercial, envasado, economía, suministros, inversiones, prevención de riesgos, finanzas, informática y Derecho Administrativo.
Más allá de áreas concretas de conocimiento se detecta una tendencia creciente entre los empleadores de América Latina: personas con habilidades interpersonales sólidas. Esto es, con competencias de trabajo en equipo, de comunicación y relaciones personales, de toma de decisiones, negociación y liderazgo. Las últimas tres son las que mayor dificultad tienen de encontrar los reclutadores.
Vea también: Cómo navegar el futuro, enfocándose en el ahora
Con frecuencia se afirma que en nuestra región hay una crisis de empleo que se refleja en la falta de oportunidades laborales y salarios bajos. Eso es cierto, pero también hay una crisis de habilidades.
No existe suficiente calidad para la formación del capital humano. Esto no es un problema exclusivo de la educación superior, deviene de las más básicas unidades sociales: la familia, la iglesia, la escuela en todos los niveles, la comunidad local, los centros de trabajo, partidos políticos, el grupo social. La formación íntegra del capital humano debe ser constante y multidimensional.
Así, no basta crecer en escolaridad. Se deben incrementar las habilidades especializadas.
En estudios de las universidades de Stanford y Munich, encontraron que el pobre desempeño económico de los países latinoamericanos durante los últimos 50 años se debe en buena medida a un problema de habilidades educativas. Sin habilidades cognitivas no hay productividad posible. Y sin este no hay crecimiento económico.
Ante este panorama el aumento de la matrícula es importante, pero debe centrarse en la calidad.
Las evaluaciones a nivel internacional muestran serias deficiencias en la mayoría de los estudiantes. Uno de los ejemplos más paradigmáticos al respecto es la prueba que realiza el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (Informe PISA).
Aquí no sólo se presentan datos en los que no se alcanzan competencias en áreas claves como matemáticas y comprensión de lectura. También quedan al descubierto problemas de desigualdad. Existen diferencias notables entre las escuelas con mayores ventajas económico-sociales y las de mayores desventajas.
Ante esto, toda universidad pública o privada debe ser fuerte, propositiva, orientada a la investigación y productora de mentes dinámicas, creativas, críticas.
Cada universidad pública debe abandonar el control estatal y en su caso hacer uso de su autonomía, dejar que se la competencia entre las instituciones la que defina la calidad educativa. No hay razón de la existencia de universidades mediocres con alumnos mediocres.