El mercado peruano, conocido por su diversidad y dinamismo, está en plena transformación. Según el reciente informe «State of Grocery Latam 2024», las bodegas dominan actualmente el 72% del mercado minorista en Perú, consolidándose como actores clave y sostenibles en un entorno cada vez más competitivo. Sin embargo, el escenario no es solo de estabilidad: en paralelo, los formatos modernos, como los supermercados y discounters, están logrando avances significativos, generando un escenario donde coexistir y adaptarse resulta vital para todos los actores del retail.
Para profundizar en esta realidad, te invito a leer el artículo de @Adrián Guevara completo aquí, donde analiza en detalle cómo las bodegas, con ese 72% del mercado, continúan siendo pilar fundamental en la economía local, a la vez que los canales modernos abren nuevas oportunidades y desafíos.
La importancia de las bodegas en la economía peruana
Las bodegas han sido históricamente la cara más cercana del comercio minorista en Perú. Son pequeños negocios de barrio que no solo cumplen una función comercial, sino que también son centros de interacción social y apoyo para las comunidades locales. Como señala el informe, más del 80% de los productos que se venden en estas tiendas provienen de proveedores nacionales, fortaleciendo las cadenas de valor locales y fomentando el consumo de productos peruanos.
Este canal ha demostrado una impresionante capacidad de resistencia y adaptación. A pesar del avance de formatos más modernos con mayores inversiones en infraestructura, tecnología y experiencia de compra, las bodegas mantienen su liderazgo con una oferta variada, accesible y confiable para segmentos amplios de la población, especialmente en zonas urbanas de bajos ingresos y rurales.
Además, las bodegas desempeñan un papel crucial en el impulso a pequeños y microempresarios, quienes a través de ellas distribuyen sus productos en diferentes regiones del país. En un entorno donde la casi totalidad de la economía se basa en la micro, pequeña y mediana empresa, este canal minorista es una pieza angular del desarrollo económico local.
Los discounters ganan terreno y cambian las reglas del juego
No obstante, a pesar de la solidez de las bodegas, los formatos modernos de retail están ganando presencia en Perú. En 2023, los discounters lograron una penetración del 62%, evidenciando cambios en los patrones de consumo y expectativas del cliente.
Estos supermercados y tiendas de bajo costo atraen principalmente a consumidores que buscan maximizar su presupuesto, ofreciéndoles precios bajos, conveniencia y variedad. Este comportamiento ha sido potenciado por la reducción del 25% en el poder adquisitivo desde 2020, que lleva a las familias a priorizar el costo-beneficio en sus decisiones de compra.
Las marcas privadas, o marcas blancas, también están ganando terreno notablemente, con un crecimiento del 133% en ventas en los últimos cinco años. Esto refleja una tendencia donde los consumidores muestran mayor preferencia por productos de calidad a menor precio, y las tiendas de formato moderno han sabido captar este interés adaptando su oferta y estrategia de precio.
Coexistencia y complementariedad: el escenario del mercado peruano
El mercado peruano se caracteriza precisamente por esa diversidad de canales que deben aprender a convivir y complementarse. Las bodegas, con sus fortalezas en cercanía, confianza y apoyo a la economía local, continúan siendo fundamentales. Pero los canales modernos ofrecen ventajas en términos de variedad, procesos eficientes y experiencia de compra moderna.
Este escenario ofrece varias oportunidades estratégicas:
- Complementariedad: Las bodegas pueden aprovechar su cercanía y conocimiento del cliente para definir alianzas con formatos modernos, facilitando la distribución de productos o incluso introduciendo marcas propias.
- Especialización: Los formatos modernos pueden centrarse en categorías de mayor rotación, tecnología y marcas internacionales, dejando a las bodegas la cobertura de necesidades básicas y productos de proximidad.
- Innovación y adaptación: Ambos canales deben innovar en su oferta y servicios para captar distintas generaciones y segmentos, generando un ecosistema más inclusivo y resiliente.
El reto central radica en cómo cada canal puede aprovechar sus fortalezas para adaptarse a los cambios del mercado, la tecnología y las preferencias del consumidor, sin perder su esencia ni su contribución social.
La clave: entender y gestionar la diversidad del mercado
Para que esta coexistencia sea efectiva, los actores del retail en Perú deben entender que el éxito está en la gestión de la diversidad. La economía y cultura peruana demandan soluciones flexibles, accesibles y variadas, donde los formatos tradicionales y modernos se complementen en una estrategia coherente.
El crecimiento de las marcas propias en los supermercados, por ejemplo, puede ser una oportunidad para fortalecer la propuesta de valor tanto para las bodegas como para los supermercados, ofreciendo productos de calidad a precios competitivos y adaptados a cada segmento. Asimismo, la digitalización y la incorporación de nuevas tecnologías en todos los canales facilitan una mejor gestión, mayor eficiencia y una experiencia de compra más satisfactoria para los consumidores.
Un mercado en constante evolución, con oportunidades para todos
El escenario peruano muestra que, aunque las bodegas siguen siendo el pilar mayoritario del retail con un 72% del mercado, la llegada de formatos modernos y discounters ha generado un ecosistema dinámico y competitivo. La convivencia de estos canales no solo es posible sino necesaria, para aprovechar sinergias, ampliar opciones y responder a las demandas de un consumidor cada vez más informado y exigente.
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El futuro del retail en Perú está en la capacidad de gestionar eficientemente esta diversidad, promoviendo alianzas, innovando en productos y servicios, y entendiendo que cada canal tiene su papel y su valor. La fortaleza de las bodegas, con su arraigo y vinculación con la economía local, combinada con la agilidad y tecnología de los formatos modernos, puede construir un sistema más inclusivo, resiliente y rentable.