Por Federico H.
El interés por medir la productividad es un tema recurrente en el ámbito empresarial, ya que impacta no solo los resultados de la empresa, sino también la calidad de vida de quienes trabajan en ella. Este tema es crucial, especialmente cuando muchos colaboradores expresan insatisfacción con factores como el liderazgo, la remuneración o el formato de trabajo.
En términos sencillos, la productividad se refiere a la capacidad de producir, ser útil o provechoso. Es un concepto que usamos con frecuencia en el ámbito económico, y en este contexto, hace referencia al aumento o disminución de los resultados en función de los factores productivos. Si alguien espera recibir una determinada cantidad de dinero como salario, debe entender que su trabajo debería generar al menos ese valor, multiplicado por un factor que cubra los beneficios de ley, gastos operativos, impuestos, infraestructura y, además, deje un margen que permita a la empresa ser rentable. Por lo general, ese factor debería ser superior a 4; es decir, una persona con un salario de 1 millón debería producir al menos 4 millones.
Uno de los indicadores más útiles para evaluar esta eficiencia es el ratio de ingresos a nómina, que se obtiene dividiendo el valor total de los ingresos de la empresa entre el valor total de su nómina. Este ratio nos muestra cuántas unidades monetarias de ingresos se generan por cada peso invertido en nómina, y es muy útil para comparar la productividad laboral dentro de una misma organización o entre diferentes empresas. En México, por ejemplo, algunas compañías automotrices monitorean este ratio para asegurarse de que sus costos laborales se mantengan competitivos, evaluando constantemente la necesidad de mejorar procesos o adoptar nuevas tecnologías para optimizar la productividad.
Si tuviéramos acceso a datos de este ratio en una amplia muestra de empresas en Colombia —como las 1,000 o 10,000 más grandes, o incluso en todas las empresas del país— contaríamos con un benchmark muy valioso para comprender el nivel de productividad a nivel nacional. Sin embargo, en la práctica, muchas empresas tienden a medir la productividad de manera más específica y accesible, por ejemplo, a nivel de ventas por vendedor. En Chile, diversas empresas de retail y telecomunicaciones, como Falabella y Movistar, utilizan métricas avanzadas para monitorear el rendimiento de sus equipos de ventas. Analizan indicadores como la cuota alcanzada o la tasa de conversión de leads a clientes, comparando resultados entre tiendas o puntos de venta para mejorar la eficiencia de sus vendedores. Incluso Apple mide las ventas por metro cuadrado.
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Existen otros indicadores útiles, como el margen de contribución de las ventas, el valor promedio de contrato y el tiempo de cierre de ventas. Sin embargo, aunque estas métricas son útiles, la medición de la productividad a menudo queda limitada y nos ofrece solo una visión parcial. Medir las ventas es relativamente sencillo, pero, ¿cómo medir el nivel de servicio? ¿O el desarrollo de productos, el trabajo en áreas de fabricación y distribución? En Brasil, por ejemplo, empresas tecnológicas como TOTVS han avanzado en este enfoque, desarrollando modelos de medición que no solo consideran las ventas, sino también el desarrollo de productos y la satisfacción del cliente. Con este enfoque integral, han logrado un análisis más completo y alineado con los objetivos estratégicos de la organización.
Maximizar el rendimiento organizacional requiere ir más allá de los indicadores financieros o de ventas. Adoptar una visión integral, alineada con los objetivos estratégicos de cada área, permite a las organizaciones mantenerse competitivas y comprender mejor su potencial de crecimiento. Solo una evaluación profunda y coherente de la productividad podrá generar un impacto positivo en todos los niveles de la empresa.
Para dar este paso, contar con herramientas tecnológicas que permitan monitorear y mejorar la productividad en tiempo real puede ser clave. Desde el análisis detallado de actividades hasta la implementación de mejoras en los procesos, una solución que proporcione visibilidad no solo ayuda a mejorar los resultados, sino que también impulsa una cultura de rendimiento y crecimiento sostenible.