Por Agustín Paolini
En la era digital, las fake news han surgido como uno de los mayores desafíos para la veracidad informativa y también de las marcas. Este fenómeno, se ha caracterizado por la difusión de noticias falsas a través de medios de comunicación y redes sociales, genera, al menos a mi, una profunda suspicacia, y en la sociedad contemporánea debería suceder algo similar. Me asombra la facilidad con la que se puede crear y compartir información falsa lo que ha hecho que la línea entre la verdad y la mentira sea cada vez más difusa. Da para mucho y es terreno fértil para las estafas que se denominan phishing
La naturaleza de las fake news
Las fake news pueden adoptar diversas formas, asó como un camaleón, desde titulares sensacionalistas que distorsionan hechos reales hasta complejas conspiraciones diseñadas para manipular la opinión pública. Su impacto se ve amplificado por la velocidad y el alcance de las redes sociales, donde pueden propagarse rápidamente a millones de personas antes de que se verifique su autenticidad.
La llegada de la inteligencia artificial ha añadido una capa adicional de complejidad a este problema. Las herramientas de IA no solo facilitan la creación de textos engañosos, sino que también permiten la generación de imágenes y videos falsos conocidos como «deepfakes». Estas tecnologías pueden suplantar la identidad de personas, haciendo que parezca que han dicho o hecho cosas que en realidad nunca ocurrieron. Esto es tna potente que voy a hecer en newsletter de este fenómeno en particular.
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Las fake news han encontrado un campo fértil en la política, donde la manipulación de la verdad puede acarrear consecuencias significativas, y por cierto graves. Los políticos y sus partidarios, así como actores externos, algunos utilizan las noticias falsas para influir en la opinión pública, desacreditar a oponentes y manipular resultados electorales. La tecnología sin duda, ha facilitado la creación de textos por cierto de imágenes y la difusión de estas noticias, lo que amplifican su impacto y dificultan su verificación.
La estrategia de la desinformación
La desinformación se ha convertido en una herramienta estratégica en campañas políticas. Mediante la difusión de noticias falsas, los actores políticos pueden moldear narrativas, sembrar dudas y polarizar a la sociedad. La rapidez con la que estas noticias se propagan en las redes sociales, combinada con la predisposición de las personas a creer en esa información porque es parte de sus ideas – creencias, lo que confirma sus prejuicios y hace que las fake news sean extremadamente efectivas.
Casos emblemáticos.
Elecciones Presidenciales de Estados Unidos 2016. Uno de los ejemplos más notorios del uso de fake news en política es la elección presidencial de 2016 en Estados Unidos. Durante esta campaña, hubo una avalancha de noticias falsas dirigidas tanto a los votantes de Donald Trump como a los de Hillary Clinton. Un informe de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional de EE.UU. indicó que actores rusos utilizaron las redes sociales para difundir desinformación y favorecer a Trump. Noticias falsas sobre temas como el escándalo de los correos electrónicos de Clinton y teorías de conspiración como «Pizzagate» fueron ampliamente compartidas y crearon una atmósfera de desconfianza y división.
Referéndum del Brexit 2016. En el Reino Unido, el referéndum de 2016 sobre la salida de la Unión Europea (Brexit) también estuvo marcado por una intensa campaña de desinformación. Noticias falsas y datos inexactos se difundieron ampliamente, incluyendo afirmaciones exageradas sobre el costo de la membresía en la UE y falsas promesas de que los fondos ahorrados se destinarían al Servicio Nacional de Salud (NHS). La campaña Leave utilizó eslóganes y datos engañosos que influenciaron la decisión de los votantes, contribuyendo a un resultado que sorprendió a muchos analistas políticos.
¿Esto sucedió en el pasado?
Veamos un poco atras en la historia y para eso escudriñé en algunos casos de engaños emblemáticos, que me hicieron sentido tomarlos como ejemplom, lo cuales nos podrán ayudar a comprender el impacto de las fake news y los deepfakes, por eso creo que es útil compararlos con algunos de los grandes engaños de la historia, para establecer que si es muy «humano» desinformar para confundir, dividir para imponer ideas y conceptos.
El Gran Engaño Lunar de 1835.
Publicado por el periódico The Sun de Nueva York, esta serie de artículos afirmaba que el astrónomo John Herschel había descubierto vida en la Luna, incluyendo criaturas fantásticas. Este engaño masivo capturó la imaginación del público antes de ser desmentido, pero no sin dejar una marca significativa en la percepción pública de la credibilidad de los medios.
La Transmisión de «La Guerra de los Mundos» en 1938.
Si bien es cierto que no tuvo esa motivación, cuando fue consultado por la prensa sobre la intención de la emisión radiofónica de Orson Welles ( adaptando la novela de H.G. Wells) dejo la duda si es que su intención fue crear el caos. El tema es esa gloariosa transmisión hizo creer a muchos oyentes que la Tierra estaba siendo invadida por extraterrestres.
Sabemos que se aclaró rápidamente que se trataba de una dramatización – radio teatro-, pero el pánico que generó demostró el poder de los medios para influir en la realidad percibida por las masas.
Si algunos no sabian esa misma idea fue copiada en países de Latino América, creo que en Ecuador o Perú, llegó a niveles de furia desatada , yaque la población al darse cuenta que fue un engaño, los oyentes quemaron la estación de radio que emitió ese radio teatro.
Hoy en día, ante la constante exposición a posibles fake news y deepfakes ha generado una profunda desconfianza hacia la información que se consumimos. Nos hemos vuelto más escépticos, y en muchas ocasiones cuestionamos la autenticidad de noticias, imágenes y videos. La suspicacia, aunque saludable hasta cierto punto, también nos puede llevar a la parálisis informativa, donde desconfíaremos de todo lo que leemos y vemos.
La proliferación de fake news y deepfakes no solo erosiona la confianza en los medios de comunicación, sino que también polariza a la sociedad. Las noticias falsas a menudo son diseñadas para alimentar prejuicios y divisiones, exacerbando conflictos y dificultando el diálogo constructivo.
Comparación histórica.
Al comparar el impacto de las fake news modernas con los engaños del pasado, es evidente que aunque la tecnología ha cambiado, la capacidad de manipular la percepción pública sigue siendo una constante. Sin embargo, la magnitud y la velocidad con la que se puede diseminar la información falsa hoy en día es una realidad sin precedentes.
En respuesta a esta crisis de credibilidad, han surgido diversas iniciativas para combatir las fake news. Desde plataformas de verificación de hechos hasta algoritmos de IA diseñados para detectar deepfakes, la lucha por la verdad es una batalla constante. Sin embargo, la solución no puede ser solo tecnológica; también requiere una alfabetización mediática mejorada y un mayor sentido crítico por parte de los consumidores de información.
Debemos entender qiue las fake news y los deepfakes representan una amenaza significativa para la veracidad informativa en la era digital. Pero al igual que los grandes engaños del pasado, estos fenómenos explotan la credulidad y las emociones humanas.
Para navegar en este mundo de información, tanto creadores como consumidores deben adoptar una postura de vigilancia crítica, utilizando todas las herramientas disponibles para distinguir la verdad de la mentira. Solo así se podrá restaurar la confianza y garantizar una sociedad informada y resiliente, dejando la suspicaia que hace tanto daño a la sociedad, activa la paronia social- cultural.
Actualmente se han generado mecanismos de respuesta a la amenaza de las fake news, y se han implementado diversas estrategias y acciones concretas
Verificación de hechos. Organizaciones como FactCheck.org, Snopes y PolitiFact trabajan para desmentir noticias falsas y proporcionar contexto y veracidad a las afirmaciones políticas.
Legislación y regulación. Algunos gobiernos han comenzado a legislar contra la difusión de noticias falsas. Por ejemplo, Alemania introdujo la Ley de Aplicación de la Red (NetzDG), que obliga a las plataformas de redes sociales a eliminar contenido ilegal, incluidas las noticias falsas.
Educación mediática. Mejorar la alfabetización mediática de los ciudadanos es crucial. Programas educativos que enseñan a los estudiantes y al público a evaluar críticamente la información que consumen pueden reducir la eficacia de las noticias falsas.
En la era digital es bienvenida la tecnologia que ayuda al ser hiumano a mejorar, pero que nos lleva a un estado de potencial locura se debe atacar con todo, antes que nos deje sin espacios de confianza.