En un entorno económico cada vez más desafiante, donde la incertidumbre política, la inflación y las crecientes regulaciones amenazan la supervivencia de muchas empresas, la historia de Mercadona ofrece un mensaje potente: la importancia de la rentabilidad y la eficiencia para garantizar la sostenibilidad del sector privado, que a su vez sustenta la economía y el bienestar social.
Recientemente, el diario Expansión publicó un ranking de rentabilidad de grandes distribuidores mayoristas globales de productos alimenticios, considerando las cifras publicadas de ventas y beneficios netos. En la cúspide de dicho listado, se encuentra Mercadona, que sorprendentemente supera a gigantes internacionales como Walmart, Costco y Tesco con un beneficio neto sobre ventas del 3,88%. Este dato, que para muchos llena de orgullo a los españoles, merece un análisis profundo y una reflexión sobre los fundamentos que han llevado a esta empresa a lograr estos resultados. Puedes leer el artículo original de @Jose Antonio Latre Ballarín completo aquí.
¿Cómo logra Mercadona una rentabilidad superior a la de gigantes internacionales?
Para entender cómo Mercadona alcanza estos niveles, primero hay que analizar las estrategias que han permitido mejorar su resultado en los últimos años. Según el propio informe de la compañía, existen tres pilares esenciales para incrementar la rentabilidad en un distribuidor minorista:
- Optimización del margen bruto:
En 2024, Mercadona mantuvo su margen bruto en torno al 24,7%, igual que en años anteriores. Lo fundamental aquí es que la empresa no ha subido sus precios de venta en la misma proporción que los costes de compras. Esto significa que, en lugar de aumentar precios únicamente para mejorar beneficios a corto plazo, Mercadona ha protegido su cuota de mercado y ha logrado crecer en ventas un 8,4%. La clave está en que no ha comprometido la competitividad, trabajando en eficiencia operativa para sostenerlo. - Control de costes laborales:
Alineado con su crecimiento en ventas, Mercadona incrementó su gasto en personal en un 8,2%, que es proporcional a su aumento de facturación. Es decir, no ha logrado mejorar su rentabilidad reduciendo costos laborales, sino que ha gestionado adecuadamente estos gastos, buscando un equilibrio que le permita mantener una fuerza laboral motivada y eficiente sin sacrificar rentabilidad en ese ámbito. - Eficiencia en gastos operativos:
Aquí encontramos el aspecto más revelador. La empresa logró reducir sus gastos operativos en un 7% respecto a sus ventas, pese a un incremento de ventas del 8,4%. La clave de ese éxito ha sido apalancar inversiones previas, que le han permitido mejorar notablemente su eficiencia. Es decir, su capacidad de hacer más con menos, optimizando sus recursos y procesos, ha sido crucial para elevar su rentabilidad de forma genuina y sostenida en el tiempo.
Una lección de eficiencia y resiliencia
Pero la historia de Mercadona trasciende los números. En España, a menudo se alimenta un discurso que cuestiona la rentabilidad de las empresas privadas bajo la premisa de que solo generan beneficios para unos pocos y no aportan nada positivo a la sociedad. Sin embargo, la realidad es muy distinta.
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El sector privado, en particular las empresas de distribución como Mercadona, crean empleo de calidad, generan riqueza, pagan impuestos que sustentan el Estado del Bienestar y contribuyen al sostenimiento de infraestructuras y servicios básicos esenciales para la población. Además, en momentos críticos, como la reciente crisis del apagón, estas empresas demostraron su papel fundamental mediante planes de contingencia, como el uso de grupos electrógenos, para garantizar el suministro y mantener la actividad.
El crecimiento de la inversión en transformación digital y ecológica, impulsado por las empresas privadas, es otro ejemplo claro de su aportación a una economía moderna y competitiva, capaz de adaptarse a los desafíos del siglo XXI. Sin rentabilidad, estas inversiones serían inviables y el sector se vería condenado a una rápida declinación, afectando a toda la sociedad.
¿Por qué se cuestiona tanta la rentabilidad en España?
La narrativa que desacredita la rentabilidad empresarial proviene muchas veces de posturas ideológicas o de una percepción equivocada del papel del sector privado. Algunos sectores reivindican la nacionalización o la intervención estatal como soluciones a los problemas económicos, sin entender que sin empresas rentables, no hay empleo, ni inversión social, ni capacidad para afrontar los retos futuros.
La rentabilidad no solo permite pagar mejores salarios y realizar mayores inversiones, sino que también es la base que sostiene el propio sistema de Estado del bienestar. Como señala Latre, vivimos en un contexto donde las empresas deben enfrentarse a una competencia global cada vez más intensa y a riesgos crecientes, como la transición ecológica y digital, además de los desafíos geopolíticos que afectan toda la cadena de suministro. Sin beneficios sólidos, la capacidad de invertir en innovación, en sostenibilidad y en adaptarse a estos nuevos escenarios se ve seriamente comprometida.
Por ello, la visión que promueve anteponer la rentabilidad a cualquier otro interés, como la austeridad o la intervención estatal excesiva, es fundamental para garantizar no solo la supervivencia del tejido empresarial, sino también la prosperidad social a largo plazo. En este sentido, Mercadona ejemplifica cómo aplicar con éxito las estrategias de eficiencia, control de costes y protección de márgenes sin sacrificar el crecimiento ni la competitividad.
El ejemplo de Mercadona: un modelo a seguir
Desde hace años, Mercadona ha sabido mantener una estrategia basada en la eficiencia operativa, la innovación en su sistema logístico y el compromiso con la calidad y el precio.Todo ello, sin perder de vista la sostenibilidad, un factor cada vez más importante tanto para los consumidores como para la propia supervivencia empresarial en un entorno cambiante.
La historia de éxito de la compañía demuestra que se puede ser rentable sin necesidad de recurrir a prácticas poco éticas o a soluciones cortoplacistas. La clave reside en gestionar con eficiencia los recursos y en apostar por la innovación y la mejora continua, pilares en los cuales la empresa invierte de forma sostenida, gracias a su capacidad de generar beneficios sólidos.
Reflexión final: necesitamos más empresa privada, no menos
En un momento en que la economía global se enfrenta a retos sin precedentes, la existencia de empresas rentables y eficientes, como Mercadona, es más necesaria que nunca. Ellas no solo sostienen empleos y bienestar, sino que también aportan los recursos imprescindibles para que el Estado pueda cumplir sus funciones.
Por ello, es fundamental que en el debate público y político se reconozca y valore la importancia de un sector privado fuerte y rentable, capaz de afrontar los desafíos futuros y coadyuvar en la creación de una economía más sólida, sostenible y justa.
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La rentabilidad efectiva, que no antepone el beneficio a la ética ni a la responsabilidad social, debería ser vista como un pilar indispensable para el desarrollo económico. La experiencia de Mercadona, como ejemplo de éxito y eficiencia, refuerza esa idea y nos invita a repensar las políticas que favorecen un entorno empresarial competitivo y saludable.