Por Pablo de Villota, director de patrocinio deportivo en PROA Comunicación
Una materia con retos importantes desde el punto de vista económico, tecnológico, social y de la comunicación: «Hay un acuerdo unánime de que todos los caminos lleven a la Roma de la sostenibilidad, pero las rutas para llegar a destino ya vemos que son muchas […] Por estos motivos y ante este contexto de incertidumbre, las empresas que apuesten por la movilidad sostenible necesitan contar con una estrategia y una gestión de la comunicación bien trazada y eficaz».
En la secuela de la famosa película ‘Regreso al futuro’, daban un salto en el tiempo de 1985 a 2015 y hay que reconocer, que los guionistas acertaron en varias cosas de como preveían como sería el mundo tres décadas después. Sin embargo, en las cuestiones de movilidad, la verdad es que no dieron una de derechas. Ni coches voladores, ni nada que se le pareciera 30 años después. De acuerdo que es una simple comedia de ficción, pero sirva el ejemplo para explicar la dificultad de planear el futuro en este ámbito.
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Si, por ejemplo, rebobinamos apenas cinco años hacia atrás, te podían tachar de loco trasnochado si cuestionabas el futuro del coche eléctrico a baterías. Se daba por hecho, que era cuestión de pocos años para que los coches con motor a combustión pasaran a la historia. Se empezaron a dictar normativas y planes industriales, sin tener en cuenta la premisa fundamental en todo cambio de paradigma tecnológico: Los deseos proponen, pero las realidades disponen. Las predicciones de implantación masiva del coche eléctrico no sólo no se han cumplido, sino que en muchos sitios están retrocediendo.
Algo parecido, acaba de suceder en el Ayuntamiento de Madrid con la derogación de las licencias a las empresas concesionarias de patinetes eléctricos. Sobre el papel, un patinete eléctrico era una buena alternativa para descongestionar el tráfico de las ciudades, pero luego, llega la realidad y se ve que genera más problemas de los que soluciona. La prueba del algodón de que los patinetes no han resultado ser tan buen idea como parecía, es que no se van a otorgar nuevas licencias. El objetivo es “priorizar la integridad física y seguridad de los madrileños” en palabras del propio alcalde.