En un mundo saturado de opciones y propuestas llamativas, la verdadera atracción reside más allá de lo superficial. La reflexión que plantea Andrés Dintrans Romo en su reciente artículo, basada en una escena emblemática de la película Matrix, nos invita a cuestionar: ¿Qué significa realmente ser deseable en los negocios? ¿Es suficiente captar la atención con mensajes impactantes o debemos ir más profundo para conectar genuinamente con las emociones, necesidades y motivaciones de nuestros clientes?. Puedes leer el artículo de @Andrés Dintrans Romo completo aquí.
A continuación, exploramos cómo la búsqueda de deseabilidad auténtica puede transformar nuestra aproximación al diseño de productos, servicios y experiencias, llevando a las empresas mucho más allá de la apariencia superficial.
La superficialidad de la deseabilidad y el riesgo de la distracción
Al hablar de innovación y diseño centrado en el usuario, las tres dimensiones básicas que se consideran son deseabilidad, factibilidad y viabilidad. La deseabilidad, en particular, se relaciona con cuánto un producto o servicio atrae y emociona a las personas. Sin embargo, la pregunta de fondo —¿por qué soy deseable?— resulta ser de las más complejas, porque va mucho más allá del atractivo superficial o de las tendencias pasajeras.
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Andrés Dintrans señala una escena clave en Matrix (1999), donde Neo, caminando por una calle gris y monótona, se encuentra con una mujer vestida con un vestido rojo brillante. La primera impresión es que la mujer es seductora, llamativa y captura toda la atención. Sin embargo, Morfeo, su guía y mentor, le pregunta: «¿Estabas escuchándome, Neo, o solo mirabas a la mujer de rojo?»
Esta reflexión es fundamental en el ámbito empresarial. Muchas compañías caen en la trampa de crear productos y campañas con un alto impacto visual, que logran captar atención rápidamente pero que, a la larga, no conectan con la esencia del cliente, sus motivaciones o sus problemas reales. La superficialidad puede ser una distracción que impide entender qué es realmente valioso y durable en la relación con el cliente.
Más allá de la apariencia: entender la verdadera deseabilidad
La auténtica deseabilidad, según Andrés, requiere un trabajo profundo y constante en entender el «mundo» del cliente. Esto significa no solo escuchar, sino captar las frustraciones, deseos, contextos vitales y emociones que mueven su comportamiento. Solo así se puede crear una propuesta que no sea solo atractiva, sino verdaderamente significativa y duradera.
El ejemplo de la escena de Matrix nos ayuda a comprender que lo superficial, si bien puede atraer momentáneamente, no genera una conexión real y sustantiva. La clave está en diferenciar entre la distracción y la verdadera relevancia. En términos prácticos, esto se traduce en:
- Empatía auténtica: Conocer en profundidad a los clientes, sus motivaciones más profundas y sus contextos emocionales.
- Propuestas de valor genuinas: Soluciones que resuelven problemas importantes y que empoderan a los usuarios, en lugar de solo llamar la atención.
- Experiencias coherentes y memorables: Interacciones que generan confianza, satisfacción y fidelización, y no solo short-term impact.
- Autenticidad en la marca: Ser coherentes con los valores y promesas que se comunican, evitando el truco superficial y promoviendo relaciones genuinas.
- Innovación significativa: Mantenerse relevantes evolucionando en función de las verdaderas necesidades y no solo de tendencias pasajeras.
La lección de Morfeo y el poder de una conexión profunda
La enseñanza que extraemos de la escena de Matrix es que la distracción superficial puede desviar nuestro foco del propósito verdadero: entender la realidad bajo la apariencia. Morfeo no niega que la mujer sea atractiva, sino que invita a mirar más allá, a entender la estructura que la sustenta.
De igual forma, en el mundo de los negocios, debemos convertir esa primera mirada superficial en una conexión duradera basada en la autenticidad y el valor real. Esto implica rediseñar productos, servicios, modelos de negocio y experiencias para que sean capaces de sostener y fortalecer esa relación genuina.
El objetivo no es solo captar la atención, sino mantenerla, construir lealtad y crear una verdadera deseabilidad que resista las modas y tendencias efímeras.
¿Cómo lograr esa deseabilidad profunda en tu negocio?
Andrés comparte en su artículo varias ideas y acciones clave para transitar hacia una deseabilidad auténtica:
Conoce en profundidad a tu cliente: Investigar, escuchar y entender sus frustraciones, motivaciones y emociones. La investigación constante y el contacto directo son esenciales para captar la esencia de sus necesidades reales.
- Ofrece propuestas que resuelvan problemas significativos: No te preocupes solo por la apariencia, enfócate en solucionar los problemas que realmente importan a tus clientes. La solución auténtica será recordada y valorada mucho más que la mera apariencia.
- Diseña experiencias memorables: Cada interacción debe ser fluida, intuitiva, coherente con los valores de marca y capaz de generar confianza y fidelidad.
- Sé auténtico y coherente: La transparencia y la sinceridad en la comunicación generan mayor empatía y fortalecen la relación con el cliente.
- Evoluciona constantemente: La innovación no es solo lanzar algo nuevo, sino ajustar y mejorar en función de las cambios en el entorno y en las necesidades de los usuarios.
Con estas acciones, las empresas pueden transformar esa atracción superficial en vínculos duraderos y valiosos, construyendo una verdadera “deseabilidad” que trascienda lo efímero.
El poder de transformar la apariencia en valor duradero
La enseñanza de Andrés, apoyada en la metáfora de Matrix, nos desafía a repensar cómo diseñamos nuestros productos, servicios y marcas. La verdadera deseabilidad no es un truco de marketing, sino el resultado de entender profundamente a las personas y crear soluciones que les aporten valor real a largo plazo.
Este enfoque requiere coraje, compromiso y una visión innovadora que combine Design Thinking y Knowledge Management para desarrollar soluciones sostenibles y humanas. Solo así podremos construir relaciones de confianza genuinas que hagan a nuestros clientes no solo mirarnos, sino querer estar con nosotros para siempre.
Ser deseable en los negocios no es solo tener algo bonito o llamativo. Es entender quién eres, qué necesitas y cómo puedes aportar valor auténtico. La escena de Matrix nos invita a ir más allá de la superficialidad y a construir conexiones reales y duraderas con nuestros clientes.
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En un entorno donde lo efímero y lo superficial abundan, la verdadera diferenciación radica en la profundidad, la autenticidad y el genuino interés por las personas. La pregunta clave que debemos hacernos es: ¿estamos dispuestos a transformar la apariencia en un valor tangible que perdure en el tiempo? “deseabilidad” auténtica que hará que tus clientes no quieran mirar hacia otro lado.