Según publica expansion.mx, imagina trabajar bajo un líder cuyas acciones oscilan entre la ira, la indignación, una actitud defensiva y la culpa. ¿Cómo te sentirías en ese entorno? La realidad es que si un líder se dirige a su equipo con emociones y actitudes negativas, es probable que provoque un ambiente desmotivador y lleno de incertidumbre. Y, en consecuencia, la moral de los colaboradores se ve afectada y la productividad se resiente. Pero, ¿por qué pasa esto? Sencillo: el líder no se conoce a sí mismo.
A lo largo de mi carrera, me he encontrado con líderes que pecan de soberbios. La creencia de que ya saben todo lo que necesitan saber sobre ellos mismos es una trampa común. Sin embargo, esta característica es la principal enemiga del liderazgo efectivo. Para convertirse en un guía de excelencia, uno debe estar dispuesto a reconocer sus propias debilidades y áreas de mejora. Esto requiere humildad y una mente abierta. Cuando un líder deja la soberbia de lado, puede comenzar a profundizar en su autoconocimiento y, a su vez, transmitir ese valor a su equipo.
La importancia de la autenticidad en el liderazgo no puede subestimarse. Un líder que es capaz de reconocer sus áreas de mejora y está dispuesto a abordarlas es más propenso a fomentar un ambiente de trabajo abierto y colaborativo, donde los miembros del equipo se sienten valorados y empoderados. La comunicación efectiva se convierte en una realidad cuando los líderes pueden hablar abierta y honestamente sobre sus propias limitaciones, lo que inspira a sus equipos a hacer lo mismo.
Entonces, ¿cómo puedes conocerte a ti mismo y mejorar como líder? En primer lugar, la autoevaluación honesta es esencial. Tómate el tiempo para reflexionar sobre tus fortalezas y debilidades, así como identificar tus valores personales y metas profesionales. Esto proporciona una base sólida para la toma de decisiones informadas y la alineación de tu liderazgo con tus valores y objetivos.
En segundo lugar, busca retroalimentación honesta de colegas, mentores y miembros de tu equipo. Aceptar y actuar sobre esta retroalimentación constructiva es un paso crucial hacia un mayor autoconocimiento y crecimiento personal. Además, acepta (y hasta exige, si es necesario) que evalúen tus actividades, pues la percepción que tienen de ti puede cambiar considerablemente.
De acuerdo con OCCMundial, cuatro de cada 10 trabajadores aseguran que en sus compañías no se realiza ninguna evaluación a sus líderes, lo que impide identificar sus fortalezas y debilidades como guías de los equipos. Esto, sin duda, trae consecuencias desastrosas, porque se forman equipos desconectados, disminuye la productividad y aumenta la rotación de personal. Pues, claro, ¿a quién le gustaría trabajar en una empresa donde no se le cuestiona nada al líder?
En este contexto, la autorreflexión continua también es esencial para mantenerte en sintonía contigo mismo. Establece momentos regulares para examinar tus acciones y decisiones, lo que te permitirá evaluar si estás actuando de acuerdo con tus valores y metas. Además, considera la práctica de la meditación y la escritura personal para profundizar en tu autoconciencia y comprender mejor tus emociones y pensamientos.
Conocerse a uno mismo es un proceso continuo que requiere autenticidad, autoevaluación constante y la voluntad de aprender y crecer. Como líder, esta autoconciencia no sólo te beneficia a ti, sino que también tiene un impacto positivo en tu equipo y en toda la organización. La reflexión personal, la retroalimentación, la búsqueda de ayuda externa y el desarrollo personal son herramientas que te permiten comprender tus motivaciones, fortalezas y áreas de mejora. La práctica de la escucha activa y la empatía en tus interacciones con los demás te ayudará a construir relaciones más sólidas y a liderar de manera más efectiva.
Fuente: expansion.mx