El liderazgo se demuestra no en los momentos de bonanza, sino en los de extrema dificultad, como las inundaciones sufridas por la DANA, especialmente en la provincia de Valencia.
Lo que ocurrió ayer durante la visita de Sus Majestades los Reyes a Paiporta, acompañados por los presidentes Pedro Sánchez y Carlos Mazón, nos deja varias lecciones sobre lo que deben (y no deben) hacer los líderes:
En situaciones dramáticas, el liderazgo significa dar la cara: Es fundamental estar presente para ofrecer apoyo, consuelo o, simplemente, «poner la mejilla» en medio de la indignación y el dolor de la gente.
Liderar es mantener la calma, empatizar y ser capaz de absorber el malestar: Un buen líder sabe encajar los golpes y mostrar empatía sin dejarse arrastrar por la tensión del momento.
Vea también: ¿Cuál será el impacto en el retail mundial de la victoria de Trump?
Liderar implica no retirarse ante el descontento o huir de los problemas: Un líder verdadero se mantiene al lado de quienes más lo necesitan. A pesar de recibir insultos, recriminaciones e incluso barro… el Rey y la Reina Letizia se quedaron, compartiendo el dolor y mostrando respeto.
Liderar es asumir la responsabilidad, reconocer los errores y, si es necesario, pedir «perdón»: Esta humildad fortalece la conexión con el pueblo y refuerza la credibilidad.
El liderazgo se demuestra con una reacción inmediata y efectiva ante una crisis grave: Aunque en las primeras horas pudieron haberse cometido errores ante un fenómeno tan impredecible como una DANA, los verdaderos líderes se distinguen por la rapidez y contundencia con que despliegan los medios necesarios para mitigar los daños y evitar consecuencias peores, dejando de lado «burocracias» o enfrentamientos políticos.
En resumen, liderar es dar la cara, no la espalda: En tiempos de crisis, los verdaderos líderes permanecen visibles y accesibles, para lo bueno y lo malo, ofreciendo su apoyo y orientación en lugar de evitar el conflicto o desconectarse de la realidad del pueblo.