«El Board y la Transformación Digital» es el tema que propone Willem F. Schol, Presidente de AmericaMalls & Retail y Director de Empresas.
Recientemente tuve la oportunidad de participar en una sesión del Board Management Program por Tomate Consultores. La sesión abordó la Transformación Digital y el rol de los directorios en su correcta adopción.
Claramente, pensar en Transformación Digital es pensar más allá de la tecnología. La transformación digital no consiste en hablar de herramientas, sino en un cambio profundo de forma, conciencia y propósito en las organizaciones. A partir de esta visión, se propone una interpretación sistémica y filosófica del fenómeno, desafiando a los líderes empresariales a mirar más allá de la simple adopción tecnológica.
¿Qué es lo que los directorios deben hacer y qué no deben hacer?
Qué hacer
1. Entender la transformación digital como cambio de forma, no solo de herramientas
La transformación digital no es simplemente pasar de lo físico a lo digital, sino repensar cómo se genera valor, cómo se toman decisiones y cómo se rediseña la experiencia del cliente y del colaborador. Significa una reconfiguración del modelo mental, estructural y operativo de las organizaciones, partiendo de entender que los problemas u oportunidades son los que nos llevan a considerar una transformación digital.
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Ejemplo: Una empresa no se transforma digitalmente solo por usar un CRM; lo hace cuando rediseña su forma de relacionarse con el cliente, poniendo los datos y la personalización como ejes centrales del negocio.
2. Adoptar una visión sistémica y evolutiva
La transformación digital debe entenderse como parte de un proceso evolutivo: desde la biología hasta el pensamiento humano, y de ahí a la creación de inteligencias no humanas. Las organizaciones no son ajenas a esta evolución: están dentro del sistema y deben alinearse con su complejidad.
Relevancia para el directorio: Implica que los directores no solo deben entender el negocio, sino también su contexto cultural, tecnológico y biológico, asumiendo que el cambio es parte de un proceso más grande y continuo.
3. Fomentar la conciencia crítica en torno a la IA y las tecnologías emergentes
El rol del directorio es preguntarse: ¿Qué están haciendo nuestras máquinas? ¿A quién sirven? ¿Qué tipo de humanidad estamos promoviendo con nuestras decisiones? La reflexión ética es parte central del liderazgo moderno.
Ejemplo: Preguntarse si el uso de inteligencia artificial está optimizando decisiones o reemplazando la responsabilidad moral de las personas.
4. Actuar como traductores entre tecnología y estrategia
El directorio debe ayudar a traducir el lenguaje tecnológico al lenguaje estratégico del negocio, asegurándose de que la tecnología sirva al propósito de la organización y no al revés.
Qué no hacer
1. Reducir la transformación digital a digitalización operativa
Confundir transformación con automatización de procesos es un error común. Digitalizar es simplemente replicar lo existente en otro formato. Transformar implica cuestionar lo existente y rediseñarlo desde cero, si es necesario.
Riesgo: Se pierde la oportunidad de rediseñar el negocio si solo se digitalizan procesos ineficientes.
2. Ignorar el marco filosófico y antropológico del cambio tecnológico
No entender que las tecnologías no son neutras y que configuran el comportamiento humano es una omisión grave. El directorio debe anticiparse a cómo la tecnología está moldeando la cultura organizacional, las relaciones humanas y las decisiones.
3. Sobrevalorar la capacidad de la inteligencia artificial como reemplazo de la inteligencia humana
La IA no es solo una herramienta matemática; es un nuevo agente de decisión. Subestimar su influencia puede llevar a delegar decisiones sensibles o estratégicas de manera irresponsable.
Peligro: Dejar en manos de algoritmos decisiones que deberían ser deliberadas con responsabilidad humana.
4. Asumir que los cambios tecnológicos son lineales y predecibles
Pensar que la tecnología avanza de manera controlada puede generar complacencia. La historia demuestra que la evolución tecnológica es exponencial, disruptiva y, muchas veces, impredecible.
Debemos cambiar el paradigma, dejando de ver la transformación digital como un proyecto meramente tecnológico, para entenderla como una transformación de conciencia organizacional. El directorio, lejos de ser un espectador, debe ser el guía filosófico y estratégico que ancle la tecnología en un propósito claro, humano y ético.
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Más que adoptar nuevas herramientas, el desafío es pensar distinto, actuar con propósito y liderar con conciencia. Solo así la transformación digital dejará de ser una moda y pasará a ser un verdadero motor de evolución empresarial y social.