Es mayo de 2011.
Lily Robinson, una niña de tres años (y medio, perdón), escribe a Sainsbury’s (una de las principales cadenas de supermercados del UK). Resulta que están cometiendo un grave error: el pan que vendían debería llamarse «pan de jirafa», y no «pan de tigre», como lo llaman.
Cualquier tonto sabría que ese pan era un pan de jirafa no de tigre. Escribe Lily, en una carta:
«¿Por qué el pan de tigre se llama pan de tigre? Debería llamarse pan de jirafa.
Firma: Lily, 3 años y medio».
Lily, quizá con la ayuda inconfesable de sus padres, envió esa carta al departamento de atención al cliente de Sainsbury´s.
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Era arriesgado: seguro que reciben millones, de cartas. Lo más seguro es que no la leyeran. Pero siempre podrán decir que lo intentaron. Y además, era una de las primeras cartas de Lily, y eso siempre es importante.
Entonces sucedió algo que nos hace creer en el Retail. Chris King, del equipo de servicio al cliente de Sainsbury’s, respondió a Lily:
«Creo que cambiar el nombre al pan de jirafa de pan de tigre es una idea brillante: se parece mucho más a las manchas en una jirafa que a las rayas de un tigre, ¿no? Se llama pan de tigre porque el primer panadero que lo hizo hace mucho tiempo pensó que se veía como un tigre. Tal vez eran un poco tontos.
Firma: Chris King (27 y 1/3 años)».
Y entonces se hizo la luz, y fuimos felices cuando leímos aquello y creimos aún más en lo bello que es una profesión que te da la capacidad de hacer felices a la gente, si haces bien tu trabajo.
La madre publicó la carta, y se hizo viral. Sainbury´s decidió cambiar el nombre de pan de tigre a pan de jirafa .
Lilly, de 3 años y medio, vio cosas que no fueron capaces de ver los que tuvieron la virtud de saber escucharla.
Escuchen la voz de sus clientes, aunque sea de una niña de tres años (y medio, perdón).