Por Ignacio Vicuña
Si ven las fotos, les tomará unos segundos entender y descubrir qué vende esta marca con solo algunas tiendas repartidas por el mundo.
Anteojos de sol!, les ahorraré el tiempo.
Vamos a ponernos en el caso de que la mayoría de los que leerán este artículo, no conoce Gentle Monster. A veces, las referencias a tomar en cuenta de algún mercado o categoría, se encuentran en otro mercado y categoría!
Si ven las fotos, les tomará unos segundos entender y descubrir qué vende esta marca con solo algunas tiendas repartidas por el mundo. Anteojos de sol!, les ahorraré el tiempo.
Estas esculturas surrealistas, son sólo una parte de lo que distingue a la disruptiva marca de anteojos nacida en Corea del Sur. Fue fundada por Hankook Kim específicamente para el mercado asiático, con la misión de crear monturas de gran tamaño para crear la ilusión de un rostro pequeño, lo que él describe como “el mayor cumplido” en Corea del Sur.
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Mas que entrar en los detalles de implementación o a analizar estas «instalaciones» que marcan y dan forma a la tienda (vale la pena investigar ahi), esta nos sirve para ilustrar y reflejar un tema que creo será cada vez más relevante en la experiencia de compra.
Si vendo anteojos de sol, por muy espectaculares que estos sean o por muy atractiva visualmente que sea mi tienda (Ben & Frank, Sunglasses, Ray-ban, etc.) al final, la única experiencia que puedo ofrecer será personalizarlos, y todo eso ya fue!, ya pasó.
Ayer, en «Store of the Day», mostramos la tienda de la marca Goodr (link a Goodr en Store of the day), que sigue un camino similar esta vez no a través de instalaciones sino que a través de crear una tienda que deja en segundo plano el producto y en primer plano la experiencia, el encuentro, lo divertido, los colores intensos. Es decir, el branding y ADN de la marca con tanta fuerza que deja el producto en segundo plano.
Gentle Monster va por el mismo camino, pero dos pasos más allá. La cultura de la imagen, del mensaje visual, de la «foto» insólita, de la viralización de algo muy entretenido pero al mismo tiempo sin sentido ni conexión con nada, es lo que rige la forma de comunicar de las generaciones que vienen.
Imposible no tomarse una foto con la anciana ni evitar hacer un video de los burros en acción, los estándares de los impulsos visuales de hoy son tan altos que para detener tu mirada debe ser algo al mismo tiempo insólito, agresivo y de muy buena calidad.
El mensaje, en este caso, no es tema, ya estás dentro de la tienda.