Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminalísticas (CESCIJUC).
El rol de las universidades y centros de educación superior cada vez se vuelven más relevantes para dibujar el futuro. A medida que las empresas y organizaciones de todos los sectores despliegan nuevas tecnologías, incluidas la automatización y la inteligencia artificial, se necesita garantizar que esta evolución fomente la prosperidad compartida y sostenible. Preparar la fuerza laboral del mañana incide en el grado de desarrollo que obtendremos.
La educación tiene un papel fundamental que desempeñar para ayudar a crear empleos que sustenten a las familias, cerrar las brechas de habilidades y garantizar que el crecimiento impulsado por la tecnología no deje a nadie atrás. Esta tarea es fundamental en las políticas públicas de desarrollo y una meta compartida con la Iniciativa Privada de los países.
Hoy más que nunca la educación debe centrarse en el desarrollo de habilidades en todas las etapas educativas y examinar cómo las nuevas tecnologías y enfoques pueden ayudar tanto a los estudiantes que ingresan a la fuerza laboral como a los trabajadores a tener éxito. Es una tarea insoslayable de nuestra era.
Millones de trabajadores en todo el mundo tendrán que actualizarse e incluso, en algunos casos, cambiar de ocupación a medida que se despliegue cada vez más la automatización.
Actualmente, el 45 por ciento de las actividades laborales existentes se pueden automatizar hoy en día. Sin embargo, vale mencionar que la brecha de habilidades es significativa.
Al mismo tiempo debemos enfatizar que la demanda de habilidades sociales y emocionales, junto con las competencias cognitivas superiores, crecerá, al igual que la demanda de habilidades digitales básicas y avanzadas.
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Esto implica que los sistemas educativos y las empresas ya elaboran una lista dinámica de competencias futuras para movilizar a los alumnos y educadores. Junto con las competencias del futuro, será esencial centrarse en las competencias fundamentales, como la alfabetización y la aritmética básica en el caso de las primarias.
En esta era, a nivel global, debemos considerar que la mejora audaz y frecuente de las habilidades puede ampliar las oportunidades de ingresos. La experiencia laboral contribuye entre el 40 y el 60 por ciento del valor total del capital humano de un individuo. Y las personas de las cohortes con mayor movilidad ascendente hacen movimientos audaces frecuentes.
Pero esto no es fortuito. Arriesgarse está en relación inversamente proporcional en el grado de dominio de habilidades sustanciales en una profesión, pero también en la capacidad de innovar y presentar nuevas soluciones que maximicen la productividad y el desempeño.
Ahora, la demanda de nuevas tecnologías en la educación, impulsada por la pandemia, aumenta. Las tecnologías que mejoran la conectividad, apoyan el aprendizaje a su propio ritmo e informan sobre el progreso de los estudiantes se despliegan cada vez más como parte de una educación «combinada» en la educación superior. Sin embargo, la esencia de cualquier modelo exitoso de aprendizaje combinado es acompañarlo con lo mejor de la tecnología con una interacción humana intensiva, especialmente para los estudiantes más jóvenes.
La educación superior está cambiando hacia un enfoque que prioriza las habilidades. Los programas incluyen la aplicación de habilidades en el mundo real, con énfasis en la construcción de comunidades y redes. También está empezando a surgir un nuevo sistema de microcredenciales en la educación superior que prepara a los estudiantes para el mundo laboral de forma más flexible.
El desarrollo de habilidades continúa en el lugar de trabajo mucho después de que termina la educación formal. Para garantizar una fuerza laboral con habilidades apropiadas para el cambiante lugar de trabajo, los empleadores pueden considerar contratar más por habilidades y menos por experiencia y calificaciones, adoptar una mentalidad de «incubadora de talento» que apoye a los empleados que asumen diferentes roles y siendo reflexivos y deliberados sobre cómo abordar las brechas de habilidades.